El próximo 7 de junio se celebrarán las elecciones al Parlamento de Ontario y se elegirá al nuevo primer ministro. Cuatro candidatos aspiran a conseguir el sillón de mando en Queen’s Park, aunque sólo tres de ellos tienen posibilidades reales de lograrlo: la actual premier, Kathleen Wynne, del Partido Liberal; Doug Ford con el Partido Conservador Progresista y Andrea Horwath con el NDP (Nuevo Partido Democrático). Un cuarto candidato, Mike Schreiner, de los Verdes, también se presenta, aunque sin opciones de disputar a los anteriores la victoria.
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Kathleen Wynne
Cuatro años después de convertirse en la primera ministra en Ontario y la primera premier abiertamente homosexual del país, la líder liberal se enfrenta a una dura batalla por la reelección, ya que su popularidad y la de su partido continúan cayendo. Los últimos sondeos la sitúan en tercera posición, por detrás de la líder del NDP Andrea Horwath, y muy lejos del candidato conservador Doug Ford. Los analistas colocan a Wynne en mitad de lo que podría considerarse una tormenta perfecta: ella concentra el cansancio del electorado después de 13 años de poder liberal y es la principal afectada por el vendaval Ford y su dimensión de pegada.
Nombrada por primera vez para un cargo público como fiduciaria de la Junta Escolar del Distrito de Toronto en 2000, y elegida para la legislatura provincial en 2003, Wynne ocupó varios cargos en el gabinete antes de llevar a su partido (en el poder provincial desde 2003), a la mayoría absoluta en las elecciones de 2014.
Wynne quiere jugar la baza de las propuestas y las realidades por encima de las personalidades de los candidatos, terreno en el que probablemente se encuentra en desventaja. La mejor muestra de ello fueron los últimos presupuestos elaborados por su gobierno, que apuntan a casi todos los grupos demográficos, inyectando miles de millones en atención médica, cuidado infantil y apoyo para personas mayores, así como en medicamentos y programas de atención dental para personas sin cobertura. El efecto que hubiera podido tener este formidable despliegue de recursos públicos se ha visto diluido por la agresiva campaña electoral, que parece bailar al son de la retórica impuesta por Ford. En un tiempo en el que los “slogans” y las consignas pesan más que los hechos, Wynne reconoce sentir la frustración de quien ha perdido la capacidad para dirigir el relato.
[perfectpullquote align=»right» bordertop=»false» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]Wynne quiere jugar la baza de las propuestas y las realidades por encima de las personalidades de los candidatos, terreno en el que probablemente se encuentra en desventaja.[/perfectpullquote]
Mientras que algunas controversias avivaron el sentimiento anti-liberal larvado bajo su predecesor, Dalton McGuinty, Wynne se ha enfrentado ahora a reacciones negativas sobre algunas de sus propias decisiones políticas, particularmente la de privatizar parcialmente el mayor proveedor de transmisión y distribución de electricidad de Ontario, Hydro One. Esta medida ha sido el gran foco de desgaste durante sus cuatro años de gobierno y el principal objetivo para la artillería de sus rivales en la campaña electoral.
La implementación de un sistema de fijación del precio de carbono y el incremento escalonado de los salarios mínimos han sido las otras dos decisiones que han apuntalado entre los conservadores y la comunidad empresarial un rechazo visceral a la actual premier.
La abuela de Wynne fue una maestra que enseñó a los padres de sus alumnos, en su mayoría inmigrantes italianos, a hablar inglés después de darse cuenta de que de otra manera no podrían ayudar a sus hijos con las tareas escolares. Su abuelo fue un veterano de la Primera Guerra Mundial que ejerció la medicina y permitía que los pacientes le pagaran en productos horneados cuando no podían pagar sus cuentas.
Sus padres; un médico y una cantante profesional, se unieron para crear un programa de canto para jóvenes con discapacidades severas. Ese acervo familiar ha marcado de algún modo su ejercicio en la política y la frase que ha acuñado en más de una ocasión para explicar cómo entiende el servicio público: «Si hay alguien que necesita algo, asegurémonos de que lo obtengan».
Doug Ford
El empresario de Etobicoke Doug Ford, hermano mayor del fallecido Rob Ford, alcalde de Toronto en la anterior legislatura, ha irrumpido en la escena política de Ontario como un huracán. Consiguió ganar a sus oponentes en la pugna por liderar el Partido Conservador Progresivo de la provincia y ahora encabeza también todos los sondeos de intención de voto. Ford fue concejal de Toronto por el Ward 2 (Etobicoke North) de 2010 a 2014, coincidiendo con la alcaldía de su hermano. Lo sustituyó en la plena campaña por la reelección cuando éste fue diagnosticado con un cáncer, pero finalmente quedó segundo detrás de John Tory.
Muchos analistas han buscado paralelismos entre Ford y Trump, sobre todo por su discurso económico en el que defiende un drástico recorte de los impuestos y una reducción del tamaño de la administración provincial, lo que ambos han llamado «la grasa del gobierno». La noche del inicio de la campaña electoral lanzó un discurso que recuerda mucho a los mantras utilizados por Donald Trump en su carrera a la Casa Blanca: «Formaremos un gobierno que sea para la gente, no para las élites». Pero Ford pertenece precisamente a esa élite política y económica que ataca en sus declaraciones.
Es el segundo hijo de Diane y Doug Ford Sr., un político que tuvo cierto protagonismo en la escena provincial a finales de la década de los 90. Ford también ha desempeñado un papel de liderazgo en Deco Labels and Tags: la compañía multimillonaria de la familia con operaciones en Canadá y los Estados Unidos.
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Doug Ford es casi tan controvertido como su hermano. La revista Maclean’s revelaba recientemente que había sido filmado entregando billetes de 20 dólares a los electores. En el primer debate electoral televisado se supo que buena parte de los simpatizantes que portaban pancartas en el exterior eran actores pagados por el equipo de campaña. Su manera de hacer política busca la provocación y el enfrentamiento dialéctico, terreno en el que ha demostrado gran capacidad para moverse y golpear a sus rivales.
Ha prometido eliminar los precios del carbono y recortar el 4% del presupuesto sin eliminar empleos, un plan que sus opositores han denunciado como imposible. Además ha reiterado que despedirá al directorio y al CEO de Hydro One si gana las elecciones, una medida que tampoco está claro que pueda ejecutar. En los últimos días y a tenor de las encuestas, ha apuntado hacia la candidata del NDP Andrea Horwath, estrategia respaldada también por Ontario Proud, el grupo político más popular de Facebook en la provincia con más de 359.000 likes.
El grupo, repleto de memes, vídeos y artículos anti-liberales y anti-Kathleen Wynne, ha comenzado a dirigir sus dardos a Horwath, conscientes de que un pacto entre las dos candidatas, con los porcentajes actuales que muestran las encuestas, impediría a Ford ser el nuevo premier de Ontario.
Andrea Horwath
Andrea Horwath ostenta el honor de ser la primera mujer de la historia que dirige el NDP en la provincia de Ontario, cargo que desempeña desde 2009. Lleva en política desde hace más de 20 años y es miembro de la Asamblea Legislativa de Ontario desde 2004 representando la jurisdicción del Centro de Hamilton.
Desde que las encuestas apuntan a que es ella la que está atrayendo el voto «anti-Ford», su figura y protagonismo político han crecido exponencialmente, desplazando a su partido del tradicional tercer lugar al que los electores le han relegado tradicionalmente. A ello se suma también el hecho de que muchos votantes liberales muestran cansancio hacia el partido que ha gobernado la provincia desde 2003. Los vientos de cambio están empujando a Horwath al centro del escenario, con todos los focos sobre su cabeza. De ella dicen que se ha convertido en un eficaz contrapeso tanto del acérrimo populismo del líder conservador progresivo Doug Ford como de los habituales puntos de conversación que generan las políticas de Kathleen Wynne.
[perfectpullquote align=»right» bordertop=»false» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]Suele recordar con orgullo que es hija de un inmigrante húngaro que llegó a Canadá desde Eslovaquia y trabajó en la línea de montaje en la planta de Ford en Oakville.[/perfectpullquote]
Muchos de los análisis que se publican estos días coinciden en señalar que buena parte del mérito de las grandes expectativas de voto del NDP corresponde a Horwath. Nacida en Hamilton hace 55 años, es licenciada en Estudios Laborales por la Universidad McMaster. Suele recordar con orgullo que es hija de un inmigrante húngaro que llegó a Canadá desde Eslovaquia y trabajó en la línea de montaje en la planta de Ford Motor Company en Oakville.
Esa experiencia en una familia de inmigrantes ha marcado, en buena medida, su trayectoria y discursos políticos. Aunque la plataforma en la que Horwath ha fijado sus esperanzas electorales está firmemente enraizada en la ideología tradicional del NDP, confiesa que muchas de sus prioridades se remontan a su infancia en el suburbio de Stoney Creek en Ontario, donde creció en una familia con cierta estabilidad económica gracias a la fortaleza de la industria del motor en aquellas décadas. La candidata del NDP ha relatado en más de una ocasión que esa esta estabilidad que tuvo su familia, basada en una red de coberturas públicas y laborales que garantizaban servicios y derechos básicos, se ha ido erosionando con el tiempo hasta el punto en que su hijo no puede contar con los apoyos que sus padres daban por hecho.
Su propuesta de campaña, conocida como «Change for the Better» (Cambiar para mejor), promociona cuidado dental y farmacéutico universal y acceso gratuito a sanidad infantil para familias que ganan menos de 40.000 dólares al año. Otras promesas fundamentales incluyen más dinero para los hospitales, impuestos más altos para aquellos que ganan 220.000 dólares al año o más, el retorno del Hydro One, parcialmente privatizado, a la propiedad pública, y un recorte del 30% en las tarifas de electricidad.
Suele contar Horwath que durante el tiempo en el que trabajó como dinamizadora de desarrollo comunitario en una clínica legal, las relaciones que mantuvo con padres solteros o nuevos inmigrantes reforzaron su creencia en la justicia social.