Un informe del Banco de Montreal advierte de que la burbuja inmobiliaria de Toronto podría explotar en dos años. Para entonces, según señala el economista Robert Kavcic, «al ritmo que ahora vamos con aumentos de precios del 20% anual, asumiendo tasas de interés hipotecarias estables y un crecimiento continuo de los ingresos, estaremos a los niveles de valuación de 1989». Ese año Canadá sufrió el estallido de otra burbuja inmobiliaria que obligó a miles de propietarios a abandonar sus viviendas por incapacidad para afrontar los créditos hipotecarios. Las advertencias de Kavcic se producen en un contexto de numerosas señales de alarma.
El economista jefe de BMO, Douglas Porter, declaró recientemente que es hora de «acabar con las apariencias» y admitir que Toronto está sufriendo una burbuja inmobiliaria. El precio promedio de la vivienda en la capital de Ontario subió un 27,7% en febrero respecto al año anterior, alcanzando los 859.186 dólares de media. Las casas unifamiliares se elevaron a 1.57 millones de dólares de promedio, un salto de casi el 30% en un año.
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Los precios de las viviendas en Toronto están registrando «el aumento más rápido desde finales de los 80, un período en el que casi todos pueden estar de acuerdo en que se produjo una verdadera burbuja», recordaba Porter. Los expertos señalan que aunque hay diferentes definiciones precisas de una burbuja, la mayoría estaría de acuerdo en que los síntomas más claros se producen «cuando los precios se separan peligrosamente de los fundamentos económicos y empiezan a aumentar considerablemente porque la gente cree que seguirá aumentando considerablemente, fomentando más compras». Muchos observadores han señalado que los fundamentos económicos y demográficos de Toronto no justifican lo que ha estado ocurriendo con los precios de la vivienda.
El economista Robert Kavcic proporcionó un gráfico que muestra cómo la accesibilidad quebró su promedio a largo plazo a principios de 2016, y se dirige inexorablemente hacia el territorio de la burbuja. El pico del mercado inmobiliario de 1989 llevó a un período de siete años de descenso de los precios de las viviendas en Toronto, con precios que llegaron a caer un 39% en su índice más bajo en 1996. La explicación más común dada por los especialistas de la industria de bienes raíces para el aumento de los precios de la vivienda de Toronto es que hay una escasez de oferta de vivienda en una ciudad de rápido crecimiento. Ese es el argumento usado por la Asociación de Bienes Raíces de Ontario para exigir requisitos de densidad más laxos y restricciones más flexibles sobre la expansión urbana.
Sin embargo, un informe publicado este lunes por el Instituto de Construcción de la Ciudad perteneciente a la Universidad de Ryerson, asegura que la tasa de construcción de viviendas en el área de Toronto está «muy por encima de las medias históricas». La tasa de construcción de viviendas unifamiliares, por el contrario, está ligeramente por debajo de su promedio habitual, según el informe del profesor asistente de la Universidad Simon Fraser, Josh Gordon. «Flexibilizar las restricciones en la construcción haría poco por mejorar el acceso a la vivienda a corto plazo», sostiene el estudio. Los precios de la vivienda crecen rápidamente no por una escasez real en el mercado inmobiliario, sino por «dinámicas de expectativas poderosas»; es decir, la creencia de que los precios seguirán aumentando, haciendo que la gente se apresure a comprar casas como inversión más que como necesidad.