La primera vez que conversamos con Laura Ochoa, ella estaba sumergida en la organización de un evento: “Mujeres que nos inspiran dedicadas al comercio internacional”, donde destacadas profesionales hablaron de sus experiencias en ese sector que, hasta hoy, está marcado por la presencia masculina.
La labor de Laura Ochoa de darles voz y herramientas a más mujeres en los negocios internacionales se enraíza en su propia experiencia como mujer, hispana e inmigrante, una triple condición que hasta hace poco era altamente restrictiva en un mundo todavía gestionado por varones.
“Cuando lancé mi empresa de consultoría [en negocios internacionales] hubo algunos comentarios indebidos como: “¿tus honorarios son en pesos o en dólares?”. Otras veces sobre la manera en que me vestía o si mi esposo me daba permiso de hacer viajes de negocios con hombres. Esto ha cambiado mucho, y este tipo de comentarios no son tolerados el día de hoy”, recuerda Laura Ochoa treinta años después de haber decidido radicar en Canadá.
Cuando arribó se prometió así misma trabajar en proyectos que a la distancia beneficiaran a México. En tres décadas se ha forjado un camino en el comercio internacional por donde, gracias a su orientación, otras mujeres construyen su presente. Por esa trayectoria acaba de recibir el Premio Ohtli, el reconocimiento anual que el gobierno mexicano otorga a los ciudadanos originarios de ese país cuyo trabajo en otras naciones han ayudado a los mexicanos o han promovido la cultura. Ohtli es una palabra náhuatl que significa “camino”. Alguien que abre un camino.
Laura Ochoa es presidenta y representante del área de negocios de Red Global capítulo Montreal, una iniciativa trasnacional de México que impulsa proyectos de cooperación en diversos sectores entre los profesionales de ese país que viven en el extranjero. En el 2020 se ha relanzado una iniciativa que nació en el 2018: el Mosaico de Empoderamiento de la Mujer Mexicana en Canadá, para destacar su aporte profesional a la sociedad quebequense. Este año el llamado se extiende a todo Canadá para que la presencia y mirada de estas profesionales acompañen al grito de independencia de México en el 2021 desde el capítulo de Nueva York.
Además, es Presidenta y fundadora de Affaires Internationales au Féminin, una organización sin fines de lucro que promueve, a través de las mujeres, las relaciones comerciales con países que tienen acuerdos con Canadá, así como motivar y reconocer a las mujeres por su participación y contribución en proyectos de ámbito internacional.
Según Estadísticas Canadá, entre 2005 y 2013, las empresas de propiedad de mujeres han sido sub representadas. Solo en Quebec, el 76% son de propiedad masculina. Entonces, el reto de Laura Ochoa es arduo y encararlo resulta imprescindible.
¿Desde cuándo vive usted en Canadá y qué la motivó a hacerlo?
Llegué a Canadá el siglo pasado hace más de 30 años. En México trabajaba en el departamento de Comercio Internacional, la filial de Petróleos Mexicanos. Vine a Canadá para visitar a una amiga y para practicar el inglés.
Me enamoré de Montreal, del multiculturalismo de los grandes espacios, de la naturaleza, de la tolerancia, del civismo y, principalmente, del padre de mis hijos.
Cuando decidí dejar México me prometí que siempre mantendría un contacto muy estrecho con mi país, que siempre estaría trabajando en proyectos que fueran benéficos para ambos países.
¿Cuándo despertó en usted el interés por una mayor inclusión de las mujeres en negocios internaciones y por qué razón?
A lo largo de los años he encontrado a muchas mujeres que, como yo, quieren mantener contacto con su país.
Soy muy afortunada porque poco después de haberme establecido, trabajé en lo que me apasiona: los negocios internacionales. Primero para la Oficina Comercial del Gobierno de México, Bancomext, y después con mi propia compañía de consultoría. He acompañado y acompaño aún a empresas canadienses en sus proyectos de implantación, las cuales han creado cientos de empleos en mi país.
También administré varios proyectos de juventud internacional dando mentoría a jóvenes emprendedores y profesionales en busca de nuevas oportunidades.
Ahí nació la idea de ayudar a otras mujeres que, como yo, querían trabajar aportando tanto a su país de origen como a la sociedad quebequense que nos acogió. Porque estoy convencida que cada una de nosotras podemos poner nuestro granito de sal para contribuir a nuestra economía y a nuestra sociedad.
La mayoría de las mujeres latinas no ha sido preparada para tomar riesgos o para exigir lo que merece. Muchas crecimos con frases como “Calladita te ves más bonita”, “Siéntate bonito, no vayas a ensuciar tu vestidito”, “Las mujeres no hablan así”, etc.
Laura Ochoa
¿Ha sufrido discriminación en este campo o conoce algún caso?
En término de género existe una gran brecha entre hombres y mujeres en los negocios internacionales. Muchas veces me encontré en juntas donde de doce personas había dos mujeres: la asistente del presidente o director de la empresa, y yo.
Desafortunadamente, la mujer sigue estando subrepresentada en los negocios internacionales. Por ejemplo, las PYMES que son propiedad de mujeres representan sólo el 14% de todas las PYMES exportadoras. Según Estadísticas Canadá, entre 2005 y 2013, las empresas propiedad de mujeres siguen siendo subrepresentadas. Quebec es una de las provincias donde el 76% son de propiedad masculina.
¿Con qué dificultades puede toparse una mujer inmigrante al lanzar una carrera en negocios internacionales en Canadá?
En muchas ocasiones las mujeres no cuentan con recursos financieros, con un mentor que las oriente, que las motive o dé conocimientos para empezar una empresa y cómo exportar e importar, o no tienen contactos en el país en el que vive. Otro factor es el miedo de salir de su zona de confort a tomar riesgos, también está el miedo al qué dirán.
La mayoría de las mujeres latinas no ha sido preparada para tomar riesgos o para exigir lo que merece. Muchas crecimos con frases como “Calladita te ves más bonita”, “Siéntate bonito, no vayas a ensuciar tu vestidito”, “Las mujeres no hablan así”, etc.
Emigrar, adaptarse a una nueva realidad donde dejaste a tu familia, a tus amigos, un trabajo, una posición, un título, no es fácil. No es fácil, además, obtener las equivalencias. Esto implica en muchas ocasiones ser rechazada en empleos por no tener títulos o experiencia canadiense.
Viendo todos estos retos, a los que se enfrenta la mujer, lanzamos el organismo sin fines de lucro Affaires Internacionales au feminin, que quiere promover a través de las mujeres un comercio responsable, inclusivo y no discriminatorio.
¿Qué lecciones positivas y negativas ha obtenido en este tiempo de trabajo?
El comercio internacional puede ser muy noble cuando está bien orientado y administrado.
He visto algunas compañías que han fracasado por no hacer su tarea de análisis de mercado, de responsabilidad social, etc. poniendo en peligro a sus empresas. Algunas que sólo miran contabilizar y agilizar las operaciones financieras o que quieren establecer sus prácticas sin considerar las costumbres de la cultura donde están haciendo negocios o que sus políticas de medio ambiente dejan mucho que desear.
Mis experiencias positivas son muchas, entre otras, ver cómo las empresas han ganado en competitividad y han generado empleos.
Me da un gran sentimiento de satisfacción encontrar a personas que participaron en algunos de los proyectos conjuntos y que el día de hoy se encuentran en puestos importantes y que siguen contribuyendo a través del comercio internacional a nuestra sociedad y economía.
¿Cuáles cree que son las dificultades propias de la cultura de la mujer inmigrante con las que ella debe lidiar para mantenerse en este rubro?
Para muchas mujeres y, particularmente, para la mujer latina, la familia y los hijos son la prioridad. Y, si no se cuenta con una red de apoyo, es un reto muy grande el avanzar en su carrera o en sus negocios.
La familia puede ser nuestra mejor aliada o nuestra peor enemiga, ya sea porque nos motivan o nos desilusionan para emprender un nuevo proyecto.
Estoy convencida que existen grandes oportunidades para las mujeres en el comercio internacional, sobre todo, para las mujeres inmigrantes. Porque ellas ya conocen el idioma, la cultura y tienen una red de contactos en sus respectivos países. Muchas de estas mujeres quieren contribuir al crecimiento del país que las vio nacer y del país que las acoge.
Sin olvidar nuestra cultura, nuestras costumbres, debemos adaptarnos a nuestra nueva realidad y escoger inteligentemente lo queremos llevar a cabo para lograr nuestros objetivos.
Como decía Kristin Hunter: “Emigrar requiere de inteligencia emocional y de una buena capacidad de adaptación”.
Artículo publicado originalmente en Hispanophone