Claudia Ávila era una joven mexicana trabajando en Toronto cuando ingresó al ascensor de un edificio de 27 pisos. Ni bien entró saludó a todos: “good morning”. Pero la gente la miró con desagrado. Ella no sabía por qué.
— En México, cuando alguien sube a un ascensor, debe saludar y cuando sales te despides: “con permiso”. Si no lo dices, quedas como maleducada. Pero en Canadá la cosa era a la inversa —, nos relata Claudia Ávila por teléfono desde su oficina en México —, un amigo me explicó que los canadienses se sentían incómodos con el saludo porque era como si estuvieras invadiendo su espacio privado a esa hora de la mañana.
Lección aprendida. Para Claudia Ávila este fue un hecho cultural muy útil para conocer la vida cotidiana de un país en el que vivió como expatriada. Era la década de los noventa, estaba a punto de firmarse el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el NAFTA, y Claudia Ávila estaba en la cresta de la ola comercial capacitándose en negocios internacionales. Sus trabajos en el MBA que estudió los dedicó al análisis de la relación comercial México-Canadá y a las barreras comerciales entre las provincias de Canadá.
— Invertí mucho tiempo entendiendo la lógica de los canadienses para hacer negocios. A diferencia de los mexicanos que nos tomamos más tiempo para tomar decisiones, en Canadá las cosas se resuelven de manera muy directa: un sí es un sí — nos asegura Ávila, que después de su paso por Canadá, fundó la Corporación Internacional Hidalgo, agencia del Estado de Hidalgo en México, dedicada a la promoción de exportaciones y de inversión. En el 2002 fue nombrada Secretaria de Desarrollo Económico del mismo Estado.
¿En México la evolución del rol de la mujer ha cambiado?
Pienso que hoy vemos más mujeres en roles de alta dirección y en toma de decisiones, pero también veo que hay un factor que impacta su desempeño a pesar de que no sea la intención de ellas, y éste es el hecho de ser mamá. Muchas mujeres que también se encargan de sus hogares tienen el reto de administrar su tiempo, la energía, la presencia en familia con los hijos y en el trabajo. En Canadá hay infraestructura más amigable para las mujeres. Vemos más guarderías, más políticas de las empresas que permiten a la mujer, cuando acaba de tener un bebé, poder amamantarlo en un lugar privado, tener más tiempo de maternidad. Entonces esa parte que a veces en México se nos dificulta a las mujeres de atender a la familia y a nuestros hijos y al trabajo, limitan en algún punto ciertos niveles que requieren más tiempo. Sin embargo, veo mujeres que hacen todo porque también en México puedes tener a alguien en casa que te apoye, y eso ha permitido que veamos a mujeres en cargos de directoras generales, de presidente de CEOs; pero creo que también se tiene que fortalecer la posición de las mujeres en niveles intermedios y que haya esas políticas que existen en Canadá.
[perfectpullquote align=»full» bordertop=»false» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]En Canadá hay infraestructura más amigable para las mujeres. Vemos más guarderías, más políticas de las empresas que permiten a la mujer, cuando acaba de tener un bebé, poder amamantarlo en un lugar privado, tener más tiempo de maternidad. [/perfectpullquote]
En México, por ejemplo, el Senado ha aprobado la paridad de género para cargos públicos, ¿crees que esta paridad debería ser implantada en los consejos ejecutivos empresariales?
Me gusta esa palabra de paridad y no de igualdad de género, porque si hablamos de cuotas de género, pues eso no me gusta porque no se trata de que haya mujeres solo por una cuestión numérica. Creo que el enfoque debe ser que se les dé la oportunidad a hombres y mujeres en igualdad de circunstancias conforme a los talentos y a los perfiles, y muchas veces eso no sucede. Por ejemplo, en la industria donde me desempeño, que es la inmobiliaria industrial, sí vemos mucha participación de hombres pero he percibido que no es porque no quieren que participen las mujeres, sino porque históricamente los parques industriales han sido desarrollados a nivel familiar donde el hombre era el patriarca, el padre de familia, que a su vez llevaba el negocio. Hoy esto ya empieza a cambiar, ya vemos más mujeres participando, muy pocas aún a nivel de alta dirección y en los consejos directivos. Esperemos que esta parte de la participación de las mujeres no sea únicamente en las empresas donde el hombre permita que la mujer pueda participar en un negocio familiar, porque se pueden definir los roles donde cada uno se sienta importante y perciba que contribuye de igual manera, y no porque le reste importancia al hombre o, como decimos en México, no porque sea mandilón [pusilánime]. El machismo es un tema cultural que está retrocediendo hacia una igualdad: la de darle a la mujer un lugar en la toma de decisiones.
¿En los negocios internacionales que es lo que necesita una mujer para lograr sus objetivos?
Creo que tener seguridad sobre su talento y la capacidad para desempeñarse en lo que pueda. Confianza, hay que confiar en el talento y no precisamente pensar en un encanto de mujer. Perdón que lo diga, pero muchas veces, las mujeres piensan que si llevan un escote o si se visten sexy, van a tener más éxito. Yo pienso que si bien es importante la imagen y no perder nuestra feminidad, es importante competir en igualdad de condiciones por talento, por esos valores universales que cubren ambos géneros, que es el compromiso por la responsabilidad, por la pasión a la excelencia. Todo eso para mí es básico para que una mujer pueda desempeñarse exitosamente y aun cuando pueda haber una situación de acoso, enfrentarlo de manera profesional, porque esas situaciones generan heridas, crea inseguridad. Mandar a los hombres el mensaje de respeto mutuo, y mucha madurez para separar la parte profesional y personal. He visto muchas mujeres emprendedoras en el campo de bienes y servicios, y también en tecnología. Somos muy perceptivas a los detalles. Hoy, con el mundo tan rápido en términos de innovación de tecnología, debemos tener hambre de conocimiento permanente, dedicar un poco de tiempo como un hábito diario de lectura no solamente de las noticias, sino de las tendencias para involucrarnos con la gente, para saber cómo piensan, qué se necesita, cómo podemos contribuir a un cambio en la empresa del mundo.
[perfectpullquote align=»full» bordertop=»false» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]Yo pienso que si bien es importante la imagen y no perder nuestra feminidad, es importante competir en igualdad de condiciones por talento, por esos valores universales que cubren ambos géneros, que es el compromiso por la responsabilidad, por la pasión a la excelencia. [/perfectpullquote]
— ¿Quién ha sido la mujer de negocios que más te ha inspirado y por qué?
Hay muchas que me inspiran. Lideresas que he conocido en foros de negocios, pero alguien que siempre me ha llamado la atención es Marinela Servitje, a pesar de que es el ejemplo de empresa familiar y que su papá, como patriarca, llevó a cabo el desarrollo de la empresa, pues ella como hija de alguien cuyo nombre tiene gran peso ha sabido distinguirse y evitar ser encasillada como la hija del Sr. Servitje. Ella lleva el Museo del Papelote [un museo enfocado al aprendizaje de los niños con exposiciones interactivas de ciencia, tecnología y arte] y ha llevado otros temas del ámbito social al primer plano. Se ha desarrollado con esa seguridad que no depende del apellido de la familia, sino de su propia capacidad. Como mexicana tiene un renombre a nivel internacional. De hecho, ha realizado proyectos a nivel mundial. Por ejemplo, el Museo del Papalote que ya mencioné ha servido de referencia para otros países.
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Desde que era niña, Claudia Ávila se interesó en la historia universal y en conocer culturas de otros países. Proviene de una familia mexicana de ancestros irlandeses de parte de su madre, y con influencia sueca de parte de su madrastra, lo que le permitió un acercamiento a otras culturas. Descubrió entonces que sus pasiones eran los temas internacionales, los idiomas, las culturas de otros países y la historia universal. Más adelante, estudiando la licenciatura, en México hubo un cambio radical de la economía con la apertura comercial. Claudia descubrió entonces el comercio y los negocios internacionales. Desde entonces ha enfocado su carrera al desarrollo de habilidades para promover negocios a nivel global.
Laboró en la oficina comercial de México en Estocolmo, Suecia y en Canadá, donde cursó una maestría en el Rotman School of Business de la Universidad de Toronto. Al inicio le costó trabajo adaptarse porque prácticamente todos sus compañeros eran canadienses y ella, como mujer y mexicana, se sintió discriminada. Sus compañeros de equipo no la tomaban en cuenta. Pero fue tenaz, enfrentó esa realidad y buscó otras alternativas de colaboración. Finalmente, el gobierno canadiense le otorgó una beca para estudiantes mexicanos destacados en el país.
“No importa el género si uno tiene una meta”, es una de las frases con las que Claudia Ávila concluye la conversación. «Pese a la adversidad, siempre hay maneras de darle vuelta al asunto y seguir. Lo importante es querer hacerlo, pedir ayuda y prepararse. El mundo cambia y el conocimiento también. Debemos actualizarnos constantemente, dar lo mejor de nosotros, trabajar en equipo respetando la visión y el talento de cada persona, disfrutar de lo que hacemos y contagiar nuestra pasión por la excelencia y los resultados».
Artículo publicado originalmente en Hispanophone. Con la colaboración de Affaires Internationales au Féminin