Los retos que enfrentan los ‘Dreamers’ canadienses

Canadá también tiene ‘Dreamers’, hijos de personas indocumentadas que tienen problemas para avanzar en la sociedad

Photo by Maria Oswalt on Unsplash

Durante los últimos años se ha popularizado el término Dreamers, el cual se refiere básicamente a los niños y jóvenes hijos de personas indocumentadas que viven en los Estados Unidos. Pero resulta que en Canadá tenemos exactamente la misma situación que en los Estados Unidos. Si bien la población aquí de lo que se podría llamar Dreamers, es menor, efectivamente tenemos niños y jóvenes que fueron traídos al país por sus padres siendo muy pequeños, que han crecido en Canadá y han vivido aquí las partes más importantes de su desarrollo.

Se estima que en Canadá hay alrededor de un millón de personas sin estatus migratorio, y que un 25 por ciento de ese millón de personas son niños o jóvenes a quienes se les puede dar la etiqueta de Dreamers, canadienses.

La diferencia fundamental es que en los Estados Unidos los Dreamers, pueden estudiar, tienen autorización para trabajar, y tienen la tranquilidad de poder vivir en el país ya que han logrado que sus deportaciones sean suspendidas, al menos por el momento.

Pero eso no sucede en Canadá. Aquí, los hijos de los indocumentados no tienen ningún tipo de beneficio en términos de salud o autorización para trabajar. El único beneficio que tienen es que la Ley de Inmigración y la Ley de Educación en la mayoría de las provincias requieren que los jóvenes menores de 18 años, en edad escolar, tienen que asistir a las escuelas. Y de hecho son aceptados en las escuelas primarias y secundarias.

Pero el problema más grande para estos jóvenes empieza en el momento en que quieren asistir a la escuela post secundaria. Porque sin bien la ley no penaliza a las universidades y «colleges» por admitir a las personas sin estatus para que continúen sus estudios a ese nivel, sí hay varios factores que impiden que los jóvenes continúen sus estudios post secundarios.

Uno de los problemas esenciales para muchos de ellos es el hecho de que en el momento que «colleges» y yniversidades saben que estos jóvenes no tienen estatus en Canadá, los admiten, pero les quieren cobrar las tarifas que se le cobran a los estudiantes internacionales, tres o más veces lo que se le cobra a un estudiante doméstico. Esta es una barrera que para muchas familias es imposible de sobrepasar.

En mis 36 años de hacer trabajo migratorio, he visto muy pocos hijos de indocumentados que han logrado estudiar pagando esas tarifas de estudiantes internacionales, porque para la gran mayoría son costos sumamente prohibitivos para ellos.

Otro problema muy serio que encuentran estos estudiantes indocumentados es que en el momento de llenar la solicitud para universidades y «colleges», en el formulario les preguntan su estatus migratorio, y deben contestar si son residentes, ciudadanos canadienses u “otro”. Y este “otro” significa que no tienen estatus en el país. El temor que estos jóvenes tienen es que, a pesar de que tenemos una política de privacidad y que las instituciones educativas no pueden dar a conocer esta información, los jóvenes temen que la información sea enviada a la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá (CBSA) y por tanto pongan a sus familias y a ellos mismos en peligro de ser arrestados y deportados. Este es otro gran impedimento para que puedan acceder a los estudios post secundarios.

Por suerte, la Universidad de York, desde 2017, ha comenzado un programa creado específicamente para los estudiantes que tengan un estatus “precario” en el país. Y el concepto “precario” significa concretamente que no tiene estatus migratorio o que han pedido refugio y están en el proceso, por lo cual tampoco tienen estatus. Así, este programa permite a ciertos estudiantes sin estatus acceder a los estudios en esta universidad.

Obviamente hay un proceso de selección, y las personas interesadas pueden entrar al sitio web de la Universidad de York a través de este enlace www.soci.laps.yorku.ca/dreamers para conocer más detalles del programa.

[perfectpullquote align=»left» bordertop=»false» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]La Universidad de York, desde 2017, ha comenzado un programa creado específicamente para los estudiantes que tengan un estatus “precario” en el país[/perfectpullquote]

Por su parte, la Universidad de Toronto ha comenzado un estudio para ver de qué manera se puede ayudar a los estudiantes sin estatus que quieren acceder a estudios secundarios en dicha institución.

Quiero mencionar que también he visto por lo menos dos o tres jóvenes que se encontraban en esta situación, y que al llenar los formularios pusieron que tenían estatus en el país, y fueron aceptados en las universidades a las que aplicaron y lograron estudiar pagando lo mismo que pagan los estudiantes domésticos.

Algo que también he notado a través de mis años de trabajar con personas que no tienen estatus en Canadá, es que los jóvenes juegan un papel sumamente importante en una solicitud por Razones Humanitarias y de Compasión. De hecho, existe una decisión de la Corte Suprema de Canadá que establece que cuando un funcionario de inmigración está haciendo una evaluación de un caso y en dicho caso hay niños involucrados, debe tomar en consideración de qué manera van a ser afectados estos niños.

En mi oficina hemos visto que en la mayoría de las solicitudes, cuando los jóvenes son buenos estudiantes, cuando han contribuido en actividades extracurriculares, tanto dentro de sus escuelas como en la comunidad, los casos generalmente han sido aceptados. Es por ello por lo que yo siempre le digo a las personas que me piden ayuda porque se encuentran indocumentadas en el país, y tienen niños, que es sumamente importante que los jóvenes se desarrollen muy bien en la escuela, que se preocupen por obtener buenas notas, de estudiar y de hacer actividades extracurriculares, ya que todo eso van a ser puntos positivos para la solicitud de toda la familia.

Generalmente les digo a los niños o jóvenes que ellos juegan el papel mas importante para la aceptación del caso de toda la familia. Sé que eso es un poco de presión hacia estos jóvenes, pero es la realidad.

De hecho, he visto que en todos estos tipos de casos donde los jóvenes siguieron sus estudios después de la secundaria, que ese hecho fue visto como un punto positivo hacia la aceptación del caso de la familia. Recuerdo específicamente un caso en el que trabajamos hace como 15 años, donde el proceso estaba estancado y uno de los hijos empezó a estudiar en la universidad. La familia le estaba pagando la tarifa como estudiante internacional, y tan pronto como enviamos la información de que el joven estaba estudiando, creo que ya estaba en segundo año de universidad, recibimos la aceptación de inmediato.

Obviamente no estoy sugiriendo que las familias indocumentadas deban sacrificarse y pagar sumas exorbitantes, sino que estoy simplemente contando lo que he visto en el pasado.

Creo que las iniciativas tomadas por la Universidad de York y el estudio que está haciendo la Universidad de Toronto deberían ser imitados por el resto de las universidades y colegios post secundarios en Canadá, ya que la realidad es que no les cuesta un centavo extra educar a estos jóvenes indocumentados y la educación es un derecho humano. Estos Dreamers, han crecido en Canadá, han pasado por el sistema educativo canadiense, en todos los casos sus padres están pagando impuestos municipales y provinciales por lo menos, y tiene el derecho de poder seguir sus estudios y de tener un futuro brillante en Canadá.

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Vilma Filici
filici.com
Vilma Filici, presidenta de Filici Immigration Services, es profesora de leyes de inmigración y refugio en Seneca College Toronto, y asesora en materia de inmigración para diversas organizaciones comunitarias. Escribe sobre asuntos migratorios en varios medios hispanos de Toronto y es fuente de información para, entre otros, los diarios Toronto Star y Toronto Sun, y las emisoras Radio Canadá y CBC.