No soy muy aficionada a los deportes, pero el fin de semana miré con atención algunos minutos del Super Bowl porque al medio tiempo estarían actuando dos iconos latinos: Shakira y Jennifer Lopez.
A pesar de que mucha gente se ha ofendido que dos mujeres de su edad estén mostrando sus traseros, pienso que llegar a esa edad con tremendos cuerpos y energía les da el derecho a mostrarlos y a mover las caderas cuanto quieran.
Lamentablemente, el revoloteo de las caderas y el colorido en el escenario hizo que muchas personas perdieran el mensaje político que estas dos latinas han enviado al mundo en su corta actuación. Hubo dos momentos super importantes. Uno cuando claramente se muestra la bandera de Estados Unidos y al girarla se ve la bandera de Puerto Rico. El mensaje es claro: Puerto Rico es parte de Estados Unidos.
En otro momento del show, Emme Maribel Muñiz, de once años e hija de Jennifer Lopez, se arrastra fuera de una jaula metálica y canta mientras que en la cancha otras jaulas se van iluminando y otros niños enjaulados comienzan a salir y se unen a Emme en el escenario.
Sin lugar a duda estas dos mujeres supieron aprovechar el momento para concienciar sobre la crisis humanitaria que se está viviendo en la frontera entre México y Estados Unidos. Y de la violación de derechos humanos cometida en contra de niños inocentes que llegaron a Estados Unidos escapando de la violencia de sus países y que irónicamente terminan enjaulados como animales.
Este tipo de violación de los derechos humanos de un menor no se produce en Canadá. Un menor está definido como un joven hasta 16 ó 18 años, dependiendo de la definición en cada provincia y territorio de Canadá. Pero para los efectos del Gobierno federal, la edad es 18 años. Y cuando se trata de la posible detención de un menor, la Agencia de Servicios Fronterizos del país tiene que trabajar de acuerdo con la Directiva Nacional para la Detención o Alojamiento de Menores la cual dice que “la detención de un menor debe ser el último recurso. La detención de un menor debe ser evitada en la mayor medida posible” y, cuando no hay otra opción, “debe ser aplicada por el periodo de tiempo más corto posible”.
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La directiva indica en qué instancias se puede retener a un menor en un centro de detenciones, y esto es solamente en situaciones en que se debe proteger al menor de traficantes de personas o si el joven es un peligro para la sociedad canadiense o para sí mismo. En estos casos, otro funcionario debe revisar la decisión y debe coincidir con la de detener al menor.
Aparte, cuando se detiene a un menor se debe cumplir con los estándares internacionales. Al menor se le debe ofrecer un lugar seguro e higiénico, nutrición apropiada, acceso a aire fresco, acceso a cuidados de salud y recreación. Además, en casos en que se pueda, debe ser detenido con sus padres para mantener a la familia unida. También se deben seguir las reglas de las provincias, y los niños entre los 6 y los 16 ó 18 años, dependiendo de la provincia o territorio, deben asistir a la escuela. En muchos casos esto significa que profesores calificados les deben dar clases mientras estén en un centro de detención.
En cuanto al resto, la directiva estipula que siempre, aun en casos donde se deber detener a un menor, el funcionario tiene la obligación de evaluar lo que es mejor para el niño. “La evidencia es clara que la detención de un niño y la separación de sus padres son perjudiciales al bienestar de un niño, que lo mejor para un niño se cumple cuando está junto con su familia, en lo posible en lugares comunitarios sin custodia”.
Así, el funcionario haciendo la evaluación debe considerar el estado mental, físico y emocional, las necesidades educacionales, preservar el ambiente familiar y mantener la relación familiar, el cuidado, protección y seguridad del niño, el nivel de dependencia entre el niño sus padres o guardianes y también debe considerar la opinión del niño si está en edad de tener una. Cada niño debe ser evaluado dependiendo de su caso particular ya que nunca dos situaciones son iguales.
Después de hacer la evaluación, los oficiales deben tratar de mantener la unidad familiar y en algunos casos la familia completa puede ser puesta en libertad. Cuando esto no es posible, los funcionarios deben buscar alternativas a la detención del menor.
En algunos casos en que toda la familia está detenida, pueden poner en libertad a uno de los padres (generalmente a la madre) y los niños. Si hay una fecha de salida del país en siete días o menos, mantendrán a toda la familia junta y los sacarán del país a todos juntos. Si no es apropiado poner en libertad a ninguno de los dos padres y hay un pariente o una persona de confianza disponible para encargarse del menor, lo dejarán libre bajo la responsabilidad de esa persona, y en casos extremos, los podrían dejar con agencias que se encargan de la protección de menores.
Además, un menor no puede ser esposado a menos que se trate de circunstancias extremas. Los funcionarios deben evaluar el riesgo y deben actuar de manera razonable cuando decidan esposar a un menor. Las circunstancias extremas están limitadas a que el menor sea un peligro para la sociedad, para el funcionario o para el público, o un peligro para sí mismo. Asimismo, los funcionarios no pueden ponerles esposas a los padres delante de los hijos a menos que se trate de circunstancias extremas, como he explicado arriba, o que los padres tengan un historial de violencia. Tampoco pueden registrar físicamente a los padres delante de los niños. Los funcionarios supuestamente deben intentar por todos los medios hacer el registro de los padres fuera de la vista de los menores.
Obviamente, habrá situaciones en las que los objetivos de esta directiva no pueden ser cumplidos y otras en que pueda haber abuso por parte de los funcionarios, pero el hecho es que Canadá tiene procesos establecidos para no afectar de manera negativa a los menores de edad y que respeta los derechos de éstos. No hay ninguna directiva que diga que los funcionarios canadienses no deben poner a los menores en jaulas, porque sinceramente a ninguno se le ocurriría hacerlo. Los canadienses respetan los acuerdos internacionales firmados y el Convenio para la protección del menor es totalmente respetado por el Gobierno canadiense. A los que se ofendieron por el espectáculo, espero que la intolerancia, el racismo la xenofobia y la crueldad hacia los más vulnerables les ofenda con la misma intensidad.