Octubre siempre ha sido un mes muy importante para mi. Hace catorce años Toronto me abrió las puertas como mi segundo hogar; formé una familia e inicié un viaje de descubrimiento personal y cultural que continua. Octubre representa para mi renovación y cambio. En Canadá, octubre ha sido declarado el mes de la herencia hispana, en 2015 a nivel de la provincia de Ontario y en 2018 a nivel federal.
Sin embargo, 2019 ha sido muy especial. He tenido el privilegio de ser testigo de algunos eventos que hace catorce años hubieran sido considerandos impensables y solo producto de una película de ciencia ficción, como la que le da nombre a esta reflexión.
El 1 de octubre de 2005, Canadá vivía una elección federal; el primer ministro Paul Martin se enfrentaba en las urnas al candidato del partido Conservador y líder la oposición Stephen Harper. La población latinoamericana no contaba con representación en el parlamento federal ni acceso a posiciones relevantes de decisión.
En ese tiempo el número de abogados de origen latinoamericano Ontario se contaba con las manos y sobraban dedos; era impensable considerar la posibilidad de que un abogado nacido, educado y con licencia en México pudiera practicar derecho en esta provincia. Los únicos lugares en donde se podía escuchar a Maná en público en esta ciudad eran las tiendas y taquerías de Kensington Market.
Hoy, a catorce años de distancia las cosas son distintas.
Canadá vive de nuevo un proceso de elección federal, el primer ministro Justin Trudeau y el líder conservador Andrew Sheer encabezan las encuestas en lo que se espera que sea una de las elecciones más cerradas en los últimos tiempos. Una miembro del parlamento federal, Julie Dzerowicz, es hija de una nacional mexicana y desde el año pasado el argentino- canadiense Pablo Rodríguez es ministro de multiculturalismo.
[perfectpullquote align=»full» bordertop=»false» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]»La influencia de la comunidad latinoamericana en Canadá va en ascenso y ganado espacios en los ámbitos políticos, profesionales y culturales».[/perfectpullquote]
De acuerdo con cifras oficiales, la población hispanoparlante es la quinta minoría más importante en el país y la de mayor crecimiento en los últimos 7 años cabe señalar lo que los mexicanos nos encontramos a la cabeza de dichas cifras.
El 15 de octubre de 2019 tuve el privilegio de asistir al foro sobre migración y movilidad en Canadá y las Américas que se llevó a cabo en Law Sociery of Ontario, que es el cuerpo regulador y epicentro de la práctica de la abogacía en la provincia. El evento pudo llevarse a cabo gracias a la extraordinaria labor del Canadian Hispanic Lawyers Association, organización sin fines de lucro que agrupa a más de cien profesionales del derecho con origen latinoamericano.
Fue un orgullo ser testigo de un foro a su máxima capacidad, escuchar a un excelente panel profesionales canadiense-latinoamericano y constatar, que el número de abogados binacionales va en ascenso y que los latinoamericanos estamos ganado espacios importantes en una de las profesiones más conservadoras y cerradas en este país.
El 17 de octubre tuve la oportunidad de asistir al Scotiabank Arena, donde además de ser la casa del campeón de la NBA y sede de la franquicia de hockey más rentable del mundo es una de las diez sedes de conciertos más populares a nivel global. No pude evitar sentir admiración, orgullo y alegría al estar en estadio a su máxima capacidad y ver cómo Maná lograba hacer vibrar y cantar a más de 19,000 personas en español en una ciudad donde hace catorce años nuestro idioma únicamente se escuchaba en tiendas y taquerías de Kensington Market.
La influencia de la comunidad latinoamericana va en ascenso y ganando espacios en los ámbitos políticos, profesionales y culturales. No dudo al decir que estamos en el camino correcto para ocupar los lugares que corresponden al talento y creatividad de la cultura hispanoparlante. El éxito es el destino de los latinos en Canadá, lugar que hace menos de catorce años era tierra indómita y extraña para nosotros.