Dos ciudades canadienses, Toronto y Vancouver, se encuentran entre las cuatro urbes del planeta con mayor burbuja inmobiliaria, es decir, aquellas en las que los precios de la vivienda están más por encima de lo que deberían, en función de parámetros como el salario local, lo que se ofrece en la vivienda, el mercado de alquiler o la deuda hipotecaria. Toronto, además, encabeza la lista de las ciudades en las que es mayor el riesgo de que esta burbuja vaya a peor, con un desajuste de precios más grande incluso que el existente en las ciudades tradicionalmente más caras en todos los rankings, como Londres o Tokio.
Así lo pone de manifiesto el Índice Global de Burbuja Inmobiliaria del banco de inversión suizo UBS, un informe anual de referencia para el sector, cuya edición de 2018 ha sido publicada esta semana. Cada año, el banco analiza 20 ciudades de todo el mundo consideradas grandes centros financieros, en una lista que incluye metrópolis como Nueva York, Sídney, Singapur, París, o Hong Kong, aparte de las mencionadas Londres y Tokio. En algunas de ellas el alquiler es demasiado caro; en otras, encontrar una vivienda es un auténtico desafío para los extranjeros. Todas tienen en común un coste de la vida sensiblemente mayor que el de sus áreas geográficas cercanas.
El ránking mundial de burbuja inmobiliaria elaborado por el banco para 2018 lo encabeza Hong Kong (China), seguida de Múnich (Alemania). En tercera posición aparece Toronto; después, Vancouver, y a continuación, Londres (Reino Unido) y Amsterdam (Holanda).
El banco otorga una puntación a cada ciudad analizada. Por debajo de –1,5 se considera un mercado deprimido, es decir, aquel en el que hay más vendedores que compradores, un exceso de oferta que se traduce en precios generalmente más bajos. Entre –1,5 y –0,5 se considera un mercado infravalorado, y entre –0,5 and 0,5, bien valorado. Una puntuación mayor de 1,5 corresponde a un mercado sobrevalorado, una sitación en la que puede hablarse ya de burbuja, o, más exactamente de «alto riesgo de burbuja», ya que el banco define el término como «un sobreprecio sustancial y sostenido de un activo cuya existencia no puede probarse hasta que estalla». Toronto obtiene un 1,95; Vancouver, un 1,92.
Utilizando los datos del informe, la CBC calculó que, en Toronto, un trabajador altamente cualficado necesitaría seis años de salario para comprar una casa a los precios actuales, mientras que en Vancouver el tiempo sería de nueve años.
Ralentización en Toronto
La situación es algo mejor que el año pasado en el caso de Toronto, no así en lo que respecta a Vancouver. El informe de UBS señala que en la mayor ciudad de Columbia Británica los precios se han acelerado en una relación que alcanza ya los dos dígitos. En Toronto, sin embargo, la dinámica de subida se ha ralentizado un poco. En ambas ciudades las valoraciones han tendido al alza desde los años noventa, sin que la crisis financiera consiguiera moderar los precios.
Más en detalle, el informe indica que, desde «el frenesí alcista» de mediados del año pasado, cuando se batieron récords en el coste de la vivienda, los precios se han estabilizado en Toronto a lo largo de los últimos cuatro cuatrimestres. Considerando el ajuste de la inflación, los precios de la vivienda son actualmente un 50% más caros que hace cinco años.
Según el banco, a este enfriamiento ha podido contribuir el Plan de Vivienda Justa implementado el año pasado, a través del cual se gravó con impuestos a las compras extranjeras y a los apartamentos vacantes, y se pusieron en marcha controles más estrictos en el alquiler. A ello se le unen la subida de los costes de las hipotecas y una mayor dificultad a la hora de obtener un préstamo, factores que contribuyen a frenar la demanda y, en consecuencia, los precios. El banco advierte, no obstante, que, a corto plazo, el debilitamiento del dólar canadiense puede volver a atraer a inversores extranjeros, lo que volvería a calentar el mercado.
De acuerdo con datos de la Junta de Bienes Inmobiliarios de Toronto (Toronto Real Estate Board), el precio promedio de venta de una casa en la región fue el pasado mes de agosto de 765.270 dólares.
En general, la asequibilidad de la vivienda en Canadá se encuentra en su peor momento en 28 años, tal y como refleja un informe elaborado por los economistas del Royal Bank of Canada (RBC), y dado a conocer este mismo viernes.
Según este estudio, el porcentaje de ingresos que un hogar canadiense medio necesita para poder cubrir los costos derivados de adquirir una vivienda alcanzó el 53,9% en el segundo trimestre de 2018. Se trata del peor dato desde 1990, cuando la proporción de los ingresos necesaria para hacer frente a los costos de la propiedad era del 56%.
Los economistas constatan, eso sí, que la situación es especialmente preocupante en las áreas de Toronto, Victoria y, especialmente, Vancouver, cuyos registros empeoran considerablemente la media nacional, pero mucho menos crítica en el resto del país.