Los mexicanos acuden este 1 de julio a las urnas en unos comicios históricos por el gran número de cargos a elegir, entre ellos el presidente, gobernadores, diputados y alcaldes, y por estar en juego un cambio político que puede relegar a los dos partidos que han dirigido el país hasta ahora: el PRI y el PAN.
Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Jaime Rodríguez Calderón son los cuatro aspirantes a ocupar la presidencia, tras una reñida campaña en la que apenas ha habido variaciones en las encuestas. De acuerdo con todos los sondeos, el claro favorito es el izquierdista López Obrador, líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Sea quien sea el vencedor, la tarea a la que deberá enfrentarse es mayúscula. Aparte de los problemas derivados de las tensas relaciones con Estados Unidos, del futuro incierto de la economía y de la persistencia del cáncer del narcotráfico, el presidente Enrique Peña Nieto ha dejado un legado contradictorio, tras haber dirigido un gobierno que impulsó importantes reformas, pero que termina con una imagen muy manchada por la corrupción y la violencia.
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