Inmigrando a Canadá
La manera en que tratamos a los más vulnerables define quienes somos

Las decisiones adoptadas por la administración de Donald Trump en los últimos días relacionadas con la política migratoria de «tolerancia cero» han provocado estupor en todo el mundo, en particular por la separación de las familias de inmigrantes ilegales. El impacto de las imágenes de los niños llorando al ser separados de sus padres ha obligado a Trump a reconsiderar su decisión temporalmente.

El miércoles 20 de Junio, Día Internacional del Refugiado, a causa de la presión internacional y doméstica, Trump dio una orden ejecutiva de parar la separación de las familias.

Esta mañana me despertó el llanto de mi nieto de 23 meses. No lloraba por ninguna razón seria, sino simplemente por un capricho típico de su edad. De todos modos me sentí terriblemente frustrada e impotente al no poder calmarlo. Así es como me sentí ante el dolor de tantos niños que están llorando y sufriendo por ser separados de sus padres al entrar a Estados Unidos para pedir refugio.

El gobierno de Trump está poniendo cargos criminales a las personas que llegan a sus puertos de entrada a pedir refugio. Con estos cargos estas personas son enviadas a las cárceles y como los niños no podían estar en éstas entonces los separaban de sus padres para enviarlos a centros del departamento de Salud y Servicios Humanos.

Lo que ha estado sucediendo en Estados Unidos con la separación de niños de sus padres ha sido sancionado por las Naciones Unidas como un acto ilegal, que viola los derechos de los niños y las leyes internacionales. Las Naciones Unidas le han pedido al gobierno parar inmediatamente dicha práctica. Por su lado la administración de Trump rechazó el pedido y acusó a las Naciones Unidas de ser hipócritas. La respuesta de los Estados Unidos fue salirse del Comité de Derechos Humanos de la Naciones Unidas.

Por su parte Amnistía Internacional dijo que lo que estaban haciendo era “tortura” y que Trump estaba usando a los niños como piezas de ajedrez o rehenes en su lucha contra ciertos inmigrantes, los cuales según Trump están “infestando” los Estados Unidos (The Guardian).

Ante las críticas, no solo de los organismos de derechos humanos sino también de la oposición y de los Republicanos, incluyendo la ex primera dama de los Estados Unidos Laura Bush, la administración de Trump culpaba a las leyes creadas por el partido Demócrata y decía que ellos solo estaban siguiendo las leyes ya existentes. Muchas personas se han referido a la reforma migratoria creada durante el gobierno de Clinton como base de la separación de niños de sus padres al entrar a pedir refugio. Una lectura de la Reforma Migratoria de 1996 deja claro que tal ley no existe. De hecho la separación de padres y niños fue implementada por el gobierno republicano durante la administración de George Bush en situaciones donde los padres tuvieran cargos criminales.

En realidad quién fuera el responsable de esto es irrelevante. La política que se está implementado es ilegal y va en contra de los principios del derecho internacional en lo que respecta a los refugiados. Un principio internacional es que ninguna persona que este cruzando una frontera para pedir refugio debe ser penalizada. La administración de Trump está violando este principio, está criminalizando la entrada a su país a pedir refugio a pesar de que Estados Unidos es signatario al Convenio de Ginebra de Protección al Refugiado.  El Artículo 31 del Convenio dice: El Estado Signatario no debe penalizar la entrada o presencia ilegal de un refugiado quien llegó directamente de un territorio donde su vida o libertad fue amenazada.

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Muchas personas han comentado que la reacción a lo que está sucediendo no está basada en el hecho de la separación de los niños de sus padres sino en el rechazo a Donald Trump, dicen que lo mismo sucedió durante el gobierno de Obama pero como Obama era más aceptado nadie se quejó de las deportaciones de familias y niños. Las dos situaciones no se pueden comparar. No estoy de acuerdo con las deportaciones durante el gobierno de Obama tampoco, pero las circunstancias y los hechos eran totalmente distintos. Los niños que fueron deportados eran niños que llegaban a los Estados Unidos solos, sin sus padres, escapando de la violencia de los países del norte de Centro América.

Lamentablemente muchos de ellos fueron deportados, pero en ningún momento fueron arrancados de los brazos de sus padres y puestos en jaulas en centros de detenciones. El hecho de darles comida y medicina, si la necesitan, no quita el daño psicológico que se les ha estado haciendo a estos niños. La Doctora Colleen Kraft, presidenta de la Academia Americana Pediátrica en un reportaje con CBS dijo que lo que se les está haciendo a estos niños es un tipo de abuso. Dijo además que las consecuencias del trauma que están viviendo tendrán efectos duraderos y que niños que padecen este tipo de abuso pueden tener trastornos del habla y el lenguaje y atrasos en su desarrollo. La Dra. Kraft dijo que visitó un centro en Texas, donde tienen niños pequeños e incluso bebes, y encontró una niñita de menos de dos años llorando inconsolablemente y llamando a su madre mientras daba puños al suelo.

Estos niños ya vienen de situaciones traumáticas. Ayer leí sobre una mujer con su hijo de 11 años, quienes llegaron a la frontera en Estados Unidos a pedir refugio porque su esposo, y padre del niño, fue asesinado a golpes y ellos amenazados de muerte. Si miramos las condiciones que se están viviendo en los países de donde provienen los refugiados entenderemos mejor las situaciones desesperantes de las que están huyendo estos refugiados.

El miércoles 20 de Junio, Día Internacional del Refugiado, a causa de la presión internacional y doméstica, Trump dio una orden ejecutiva de parar la separación de las familias, pero no el “cero tolerancia”, lo cual significa que va a seguir criminalizando la entrada de refugiados y ahora va a mantener a las familias completas detenidas.

En el Día Internacional del Refugiado el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, dijo: “Hoy le pido a los canadienses y a las personas alrededor del mundo que apoyen a los refugiados, a las persona desplazadas y a todo aquel que es forzado a dejar su hogar. La manera en que tratamos a las personas más vulnerables define quienes somos como individuos, como país y como una comunidad global. Elijamos justicia en vez de miedo y compasión no división porque al final todos somos iguales.”

Estas palabras son sin dudas muy bonitas y alentadoras. La mayoría de nosotros nos sentimos impotentes ante el sufrimiento de los niños, quisiéramos poder calmarlos y hacerlos sentir seguros al lado de sus padres. Para hacer esto posible podemos pedir a nuestro gobierno que interceda por estos niños. Pidámosle a Justin Trudeau que pida la inmediata cancelación de esta política de separación de familias. Llamemos o escribámosle a nuestro Ministro de Inmigración, Ahmed Hussen (@HonAhmedHussen) y pidámosle que suspenda el tratado del tercer país seguro.

En el momento en que se firmó este tratado los dos países tenían políticas similares con respecto a los refugiados y podíamos suponer que recibirían el mismo trato y protección en Estados Unidos que en Canadá. Pero desde que Trump asumió el poder hemos visto un ataque constante a los refugiados, ataque a la comunidad Musulmana, negaciones de refugio a mujeres abusadas y a personas víctimas de persecución por pandillas y organizaciones criminales, y en este momento ataques directos a los refugiados que vienen del norte de Centro América y la horrible e inhumana práctica de criminalizar a las personas más vulnerables que entran a nuestros países en búsqueda de protección.

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Vilma Filici
filici.com
Vilma Filici, presidenta de Filici Immigration Services, es profesora de leyes de inmigración y refugio en Seneca College Toronto, y asesora en materia de inmigración para diversas organizaciones comunitarias. Escribe sobre asuntos migratorios en varios medios hispanos de Toronto y es fuente de información para, entre otros, los diarios Toronto Star y Toronto Sun, y las emisoras Radio Canadá y CBC.