El verano pasado fueron los ciudadanos de Haití, ahora son los ciudadanos de Nigeria que están entrando a Canadá vía Estados Unidos de manera irregular (ilegal) a pedir refugio en Canadá. Pero entre estos dos grupos hay una diferencia notable en términos de su modus operandi.
Los haitianos se encontraban ya en Estados Unidos por muchos años y al saber que la administración del presidente Donald Trump no les extendería el estatus de protección temporal, y ante la posibilidad de tener que regresar a Haití, decidieron encaminarse al norte, cruzar la frontera y pedir refugio en Canadá tomando ventaja de una excepción del tratado del tercer país seguro. Esta excepción dice que el tratado no tiene validez si el refugiado cruza por un lugar donde no hay frontera oficial. El tratado básicamente prohíbe que una persona que se encuentre en Estados Unidos pida refugio cruzando la frontera oficial por tierra.
Los nigerianos, por su parte, están usando la misma excepción al tratado para ingresar a Canadá, pero en el caso de ellos, no han estado viviendo en Estados Unidos ni corren el riesgo de ser deportados. Ellos están pidiendo visas de turistas para Estados Unidos, están llegando directamente de Nigeria a Estados Unidos para luego cruzar a Canadá ilegalmente y pedir refugio.
No es novedad de que cuando hay una laguna legal siempre salta algún grupo creativo, por no llamarlos corruptos, que toma ventaja de la situación. No creo que los nacionales de Nigeria estén planeando esta manera de entrar a Canadá por sí solos. Con el tiempo, probablemente sabremos que alguien en Nigeria les está vendiendo la idea de cómo ingresar a Canadá a cambio de un monto de dinero significativo.
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El Gobierno canadiense se encuentra en una situación delicada a causa de la constante crítica de la oposición y la reacción negativa del pueblo canadiense ante la entrada irregular de estas personas. Como en el pasado, el Gobierno ha tomado cartas en el asunto para intentar frenar el flujo de refugiados de Nigeria. Ha mantenido charlas con el Gobierno de Estados Unidos para que sean más selectivos al otorgar visa para Estados Unidos a ciudadanos de Nigeria. De hecho, el Gobierno ha enviado a tres oficiales canadienses a Nigeria para ayudar a los oficiales de Estados Unidos a identificar a los posibles refugiados con el fin de negarles la visa a Estados Unidos y de esa forma frenar la eventual entrada a Canadá.
La oposición no está de acuerdo con estas medidas y plantea que el Gobierno canadiense debería estar en pláticas con el Gobierno de Estados Unidos y renegociar el Tratado del Tercer País Seguro, eliminando la excepción que permite que las personas pidan refugio en puertos de entrada no oficiales.
Hasta hoy el Ministro de Inmigración no ha intentado cerrar esa laguna legal. En cambio ha intentado por varios medios disuadir a las personas de venir a Canadá a pedir refugio y, en el caso de Nigeria, está interfiriendo directamente en que les otorguen las visas a Estados Unidos.
Los nigerianos son sólo una de las olas de refugiados que están entrando. Anteriormente mencioné a los haitianos, pero también hay muchas personas de África y de América Latina que están entrando.
Esta semana el Gobierno de Trump anunció que no extiende el permiso de protección temporal a los hondureños que se encuentran en ese país desde que el huracán Mitch devastara ese país en el año 2000. Estas personas tendrían que abandonar los Estados Unidos para principios del año 2020. A estos se les suman también los salvadoreños, quienes tienen hasta septiembre del 2019 para abandonar Estados Unidos.
Ante estos anuncios, el ministro de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía, Ahmed Hussen, dijo que estas cancelaciones de los TPSs no lo preocupan puesto que cree que los hondureños tienen hasta el 2020 para regularizar su estatus o salir del país.
La posición del ministro fue criticada por miembros de la oposición y por algunos abogados que piensan que el no planear es la mejor manera de fallar. Por supuesto que no veremos una ola de salvadoreños u hondureños inmediatamente, pero en la medida en que las personas no logren regularizar su estatus y se vean forzadas a salir a sus países, un porcentaje definitivamente va a comenzar su viaje a Canadá.
La coalición “El Puente”, iniciativa de la Asociación Salvadoreño Canadiense (ASALCA), formada en Toronto, Canadá, para ayudar a las personas con TPS y DACA en Estados Unidos, estima que un 20% de las personas afectadas por la cancelación de sus permisos temporales estaría probablemente llegando a Canadá.
Tal vez el Ministro de Inmigración esté consciente de que estas personas llegarán en su momento, pero no le preocupa porque la División de Protección al Refugiado tendrá en ese momento la capacidad para procesar los casos rápidamente. El gobierno ha aumentado el presupuesto para procesar los casos de refugio en $173 millones de dólares. La idea es procesarlos rápidamente y sacar de inmediato del país a aquellas personas que no sean aceptadas como refugiadas.
En el plan está el contratar a unos 60 nuevos miembros de la División de Protección al Refugiado para así poder agilizar las decisiones. En conversaciones con algunas personas que trabajan en el Consejo de Inmigración y Refugio me he dado cuenta de que ser miembro del Consejo no es una posición muy atractiva en estos días puesto que el miembro del consejo ha perdido toda la ayuda que tenía anteriormente para hacer la investigación de los casos y escribir sus decisiones. A los nuevos miembros no se les garantiza el trabajo, sino que es una posición temporal por sólo dos años y por lo tanto tienen problemas para reclutar personas preparadas para desarrollar el trabajo.
La Coalición que mencioné anteriormente ha presentado una propuesta al gobierno para evitar que las personas entren a Canadá de manera ilegal. La propuesta es sencilla y simplemente requiere que el gobierno canadiense flexibilice algunos de los programas existentes para que las personas que se encuentren en Estados Unidos con el TPS o el DACA puedan obtener su residencia permanente como trabajadores calificados o mano de obra especializada.
Otra sugerencia es la de crear un programa especial similar al de los sirios para que las personas que están bien establecidas en Estados Unidos y tengan temor de regresar a sus países a causa de la violencia que se está dando en sus países de origen, puedan establecerse en Canadá.