IMAGINA: tres años promoviendo la literatura en español en Canadá

El escritor peruano-canadiense José Antonio Villalobos, fundador de la comunidad Imagina, nos hace balance en esta entrevista de los tres primeros años de actividad del colectivo de escritores en español en Canadá y anuncia un nuevo proyecto editorial para el próximo año: «Historias de Montreal».

El escritor peruano-canadiense, José Antonio Villalobos, fundó en 2014 la comunidad de autores hispanoamericanos en Canadá, Imagina. Foto: José Romelo Lagman.

En 2014 el escritor peruano-canadiense José Antonio Villalobos Sarria, autor, entre otros títulos, de El otro pecado de Adán, se aventuró en un proyecto literario que aspiraba a reunir en torno a una comunidad a escritores de origen hispanoamericano que vivían en Canadá y que escribían en español. Se trataba de identificar al mayor número de autores posible y vincularlos a una nueva dinámica de divulgación de la literatura, entendida ésta como un espacio abierto y flexible para la exploración, el debate y la creación. Así nació Imagina, un ecosistema literario en español que cumple ahora tres años y que celebra su aniversario saboreando los éxitos de un impacto que ha superado todas las expectativas de su fundador. Muchos autores ya hablan de una «generación Imagina», que caracteriza a sus autores por la búsqueda de una nueva voz literaria alejada de los tópicos de la emigración, la identidad y el desapego.

Precisamente en diciembre del pasado año vio la luz “Historias de Toronto”, el primer proyecto editorial de Imagina, que ya es considerado uno de los hitos más destacados de la particular historia de la literatura española en Canadá. La presentación del libro en una de las librerías de mayor prestigio de Toronto, Ben McNally, se convirtió en todo un acontecimiento cultural y sirvió para impulsar nuevos proyectos editoriales y colaboraciones entre autores. Una editorial canadiense se ha interesado por su publicación en inglés para 2019. En esta entrevista José Antonio Villalobos analiza la breve pero intensa trayectoria de Imagina y anuncia la preparación de una nueva entrega para el próximo año: “Historias de Montreal”.

Tres años después de la fundación de Imagina, ¿qué valoración realiza de la actividad realizada y de los resultados logrados en este periodo por la comunidad?

Recuerdo que todo empezó cuando se me pidió una lista de autores hispanos en Canadá, y con honestidad le confieso que no conocía a ninguno. De la elaboración de esa lista nació la comunidad Imagina. Yo había publicado una novela en España y cuando surgió interés en Canadá por mi obra decidí que era necesario poner atención en la trayectoria de la literatura hispano-canadiense. Así aprendí un poco sobre su evolución y me encontré con personajes de esencial importancia como es el caso del escritor y académico Hugh Hazelton, que viene estudiando la literatura hispano-canadiense con minuciosidad desde hace varios años. Sabía de la existencia de una considerable colección de libros en español disponibles en las diversas librerías públicas.

José Antonio Villalobos. Foto: José Romelo Lagman

También estaba enterado de asociaciones académicas que hacen un importante trabajo en la difusión de la lengua española y de diversos programas e iniciativas que difunden la enseñanza del idioma, promueven la cultura y las artes de los países hispanos. Era evidente el interés, entonces consideré que en lugar de preparar un lista con algunos nombres al azar era mejor acercarme a los autores, ponerme en contacto con ellos, me interesé en leer su obra y finalmente les propuse hacer un encuentro en Toronto. Escribí a más de veinte autores hispanos, muchos de ellos no respondieron y no los culpo, no es usual que de pronto un extraño te escriba.

Una tarde me reuní con Juan Gavasa y mientras nos tomábamos un café le comenté sobre la “lista de autores” y le pedí que me acompañara en el proyecto, a lo que Juan accedió de la mejor forma. Ya con Juan Gavasa como aliado me pude sentir más tranquilo. Finalmente con los autores que respondieron hicimos un encuentro y nos reunimos en un atractivo café francés en Toronto, la idea era conocernos, presentar nuestros trabajos, compartir nuestras historias, y el resultado fue una noche magnífica. Fue emocionante conocer a personajes con tanto talento y disponibilidad, personalidades de respetable trayectoria como Beatriz Hausner, Martha Bátiz, Paulina Derbez, Claudio Palomares, Salvador Alanis, entre otros, un verdadero lujo.

Como resultado hemos cambiado el rumbo de la literatura en español en Canadá, le hemos dado visibilidad, un propósito que va más lejos de la intención de agrupar a un número de autores. Hemos fortalecido el fomento del libro en español y de la lectura, y lo más importante es que gracias a este esfuerzo los autores hispanos tienen un espacio ganado y el reconocimiento a su dedicación y trabajo, en un país que en su mayoría es anglófono.

¿Cuáles han sido las principales aportaciones de Imagina, desde su punto de vista, a la escena narrativa canadiense en español?

Hemos demostrado que se puede ser escritor de más de una forma. Nos reunimos, trabajamos una idea y la hacemos realidad sirviéndonos de lo que cultivamos dentro de nuestra comunidad. Así es como hemos navegado con éxito diálogos y conversatorios con temas como “El arraigo y el desarraigo” con la escritora Martha Bátiz, “La imaginación o el deseo” con la poeta Beatriz Hauser. Hemos dado también la bienvenida a cuatro autores mexicanos en un evento de poesía y literatura curado por Beatriz Hausner y entre otras iniciativas hemos apoyado a autores noveles con sus presentaciones. Pero sin duda alguna, en estos tres años nuestro más importante aporte ha sido la publicación de la antología de cuentos Historias de Toronto, obra  que fue acogida por la casa editorial Lugar Común y en la que doce autores hispanos se reunieron para escribirle a Toronto, sin ninguna pretensión académica, pero, eso si, con arte, inteligencia y buen gusto.

[perfectpullquote align=»right» bordertop=»false» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]Gracias a Historias de Toronto nos hemos abierto espacio en lugares que no son comúnmente considerados como vitrina por el público hispano.[/perfectpullquote]

Gracias a Historias de Toronto nos hemos abierto espacio en lugares que no son comúnmente considerados como vitrina por el público hispano. Un ejemplo es la librería Ben McNally, que nos abrió sus puertas de par en par. Ben es un emprendedor, es un hombre magnifico que reconoce muy bien la calidad de todo lo que vende en su librería, y gracias a nuestra primera publicación ahora Ben McNally Books cuenta con una sección y un catálogo de libros en español, en su mayoría hispano-canadienses. Con Ben mantenemos una gran relación que hemos venido cultivando, él es parte de nuestra comunidad y no una simple casualidad.

Somos una comunidad con los pies bien puestos en la tierra y estamos listos para todo, incluso para distribuir nuestros propios libros de ser necesario y hacer lo posible por acercarnos a nuestros seguidores. Con la escritora Angelina Peraza llevamos Historias de Toronto a Gatineau y a Montreal, fue un gran esfuerzo pero valió mucho la pena, y gracias al escritor German Rodríguez se hizo una presentación en Calgary.

¿Qué patrón común, si es que es posible establecerlo, define a los autores que se han integrado en Imagina?

No me cabe duda de que nuestro patrón común es la diversidad, y con esto nace la inmensa apertura, disposición y generosidad. Todo esto se alinea perfectamente con los valores canadienses, y eso es importante reconocer. Los vínculos que hemos creado son muy fuertes y en muchos casos rebasan fronteras. Diría que somos conscientes de la realidad en que vivimos.

Los autores de «Historias de Toronto» en la presentación del libro el 4 de diciembre de 2016 en la librería Ben McNally de Toronto.

¿Cómo conviven autores con trayectorias tanto vitales como profesionales tan diversas?

Esa diversidad es precisamente lo más relevante de pertenecer a esta comunidad, como creadores compartimos elementos en común, por ejemplo en este caso el idioma, y tenemos intereses similares, por ejemplo el trabajo creativo y nuestra pasión por la literatura, la lectura… Pero además, individualmente contamos con un bagaje profesional interesantísimo. En nuestro grupo tenemos músicos, ingenieros, periodistas, comunicadores, traductores, economistas, psicólogos, consultores de negocios, emprendedores… todos son profesionales destacados en sus campos.

Y es gracias a ese sentido de comunidad que podemos intercambiar ideas y colaborar, nos escuchamos, nos ayudamos y sacamos los proyectos adelante; las posibilidades son verdaderamente infinitas. Imagina es una comunidad de autores, creadores y artistas que defiende la movilización cultural como vía de acción y compromiso social, y seguimos creciendo en ese sentido. Es por esta razón que hasta ahora no hemos necesitado financiamientos, o buscar recursos externamente, nos servimos de nuestra propia comunidad.

Como anécdota recuerdo que en una presentación que hicimos en la UNAM en Gatineau, alguien en la audiencia nos preguntó, ¿a ustedes quienes los financia? La respuesta es sencilla, por el momento todo lo encontramos en nuestro entorno en nuestra comunidad y nos servimos de ella. Lo más probable es que en adelante esto cambie, somos conscientes de ello ya que con el tiempo y conforme se va creciendo se crean otras necesidades.

¿Cuál cree que es el estado de salud de la literatura en español en Canadá? ¿Se puede hablar de una literatura con características y personalidad propias?

Es bastante saludable. Canadá cuenta con varias editoriales en español, se escribe, se publica, existe una producción literaria, pero además tenemos Imagina. Canadá es un país joven, por lo tanto la literatura en español en Canadá también lo es, es de aproximadamente unos setenta años, iniciándose con la llegada de los exiliados de la España franquista, como lo indica el profesor Norman Cheadle en el prólogo de Historias de Toronto, y que Hazelton también ha venido documentando. Yo considero que tiene características propias bastante definidas, por lo que es importante recordar, prestar atención a lo que se comunica con la literatura, reconocer nuestras historias, las de nuestros países de origen y las de nuestro país adoptivo.

Historias de Toronto es un ejemplo de lo que se perfila como la literatura canadiense en español, tiene una personalidad propia, es cosmopolita, es bastante fértil, en muchos casos sus narradores ofrecen un discurso optimista pero que además está alerta, y recuerda y no olvida sus orígenes. Lo más interesante es que finalmente nos reconocemos como canadienses con la diferencia de que también escribimos en español.

A propósito, hace apenas unos días el escritor británico de origen japonés Kazuo Ishiguro durante su discurso de aceptación al Premio Nobel de Literatura en la Academia Sueca dejo abiertas las siguientes preguntas que me parecen una justa reflexión sobre lo que estamos hablando y que me gustaría repetir: “¿Un país recuerda y olvida del mismo modo que lo hace un individuo? ¿O existen diferencias sustanciales? ¿Qué son exactamente los recuerdos de un país?”. Interesante ¿Verdad? Preguntas que tendrán respuestas tan interesantes y diversas y que nosotros respondemos escribiendo nuestras historias.

Primer evento de Imagina celebrado en octubre de 2014 en la cafetería Le Neuf de Toronto.

¨Historias de Toronto¨ ha sido posiblemente la iniciativa con más impacto de cuantas han promovido en este tiempo desde Imagina. Un año después de su publicación, ¿esperaba este impacto y su repercusión?

De alguna forma creo que si, cuidamos muy de cerca cada detalle de la edición,  trabajamos muy duro en este proyecto y creo que los resultados no podían ser de otra forma. Nunca fue nuestra intención agrupar a un determinado número de escritores con el propósito de juntar sus escritos y publicar una antología, nosotros queríamos hacer algo distinto, con sentido, respetando y valorando en todo momento a nuestros autores. Hemos tenido desafíos, como es natural en toda empresa, pero valoramos muchísimo la comunicación abierta y constante, desde el primer momento hasta el día de la presentación, que fue todo un éxito. Ver a los doce autores juntos, en una librería completamente llena en el centro de Toronto ya es historia. Toronto es ahora personaje y también es espacio de inspiración.

Historias de Toronto no existiría de ninguna manera si no fuera por Martha Bátiz y Juan Gavasa, que son fuente de constante motivación e inspiración para mi, me siento sumamente orgulloso de ser parte del comité editorial y de seguir trabajando con ellos, he aprendido muchísimo, lo sigo haciendo y me siento eternamente agradecido. Hemos creado una especie de adrenalina literaria que no deja de subir, no nos deja en paz y por eso seguimos adelante con nuevos proyectos.

«Historias de Toronto¨ parece que es el inicio de una saga o al menos la apertura a nuevos proyectos. ¿Cuáles son los siguientes? 

Precisamente, hace algunas semanas lanzamos la convocatoria para nuestra nueva producción: Historias de Montreal, que esperamos publicar a fines de 2018. Al hacer la convocatoria en Montreal hemos tocado las puertas de nuestros  amigos escritores en Quebec, hemos conversado con algunos de ellos, hemos abierto el diálogo. Un trabajo de calidad demanda dedicación y esta vez con Historias de Montreal queremos hacer las cosas aún mejor. Estoy seguro de que otras ciudades se irán incorporando en el camino.  Poco a poco estamos integrando a toda la nación y dejando el importante testimonio de sus historias.

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