Diana Sánchez, nuestro rostro en el TIFF

Diana Sánchez, la programadora de películas en español y portugués del Festival Internacional de Cine de Toronto, es, desde hace 16 años, una auténtica embajadora del cine latinoamericano e ibérico en Canadá. En esta entrevista nos habla de sus orígenes y de cómo ve Toronto hoy en día.

Vídeo: Julio César Rivas / Lattin Magazine

Si alguien crease el título de embajadora cultural de Latinoamérica y España en Toronto, el cargo recaería sin duda en Diana Sánchez. Desde hace 16 años, Diana tiene la responsabilidad de seleccionar las películas de América Latina, España y Portugal que se proyectan en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), uno de los más importantes del mundo.

Gran parte del público de Toronto que ve cine de América Latina y España le debe a Diana la proyección de muchas de esas películas.

Pero directores y actores de la región que han pasado por el festival en estos 16 años también tienen una pequeña deuda con la programadora del TIFF y su incasable pelea anual por conseguir que el cine de habla española y portuguesa disfruten de la máxima presencia posible en la muestra de Toronto.

(Esta es una versión condensada de la entrevista. La versión completa está disponible en el vídeo sobre estas líneas)

Diana Sánchez. Foto: Julio César Rivas / Lattin Magazine

¿Cómo te convertiste en la programadora de cine en español y portugués del TIFF?

Nací aquí, en Toronto. Mi padre es español. Así tenía el pasaporte español. Y mi madre es colombiana. Cuando terminé la universidad, me fui un año a Barcelona. Y me enamoré de Barcelona. Me quedé 14 años. Volvía los veranos a Toronto para ver a la familia. Y me llamaron para ayudarles con el Festival. Un día recibí una llamada en casa y era para ver si quería un contrato de tres meses en el festival, en el departamento de invitados. De ahí me hice muy amiga de Ramiro Puerta (entonces programador de cine en español del TIFF), que era mi mentor. Yo le ayudaba con la programación española. En el 2002 Ramiro murió y Piers (Handling, director de TIFF) me llamó, me dijo que estaba haciendo muy bien el trabajo y que también Ramiro había querido que yo siguiese su trabajo. Y ahí empecé programando.

Tu primer año como programadora, en 2002, sería difícil, ¿no?

El año bien difícil fue el anterior, el 2001, cuando pasó lo de las Torres Gemelas. Ramiro ya estaba bastante enfermo y estaba muy estresada con eso y con el festival. Pero he hablado con los otros programadores y es algo que uno siente ese primer año de cualquier forma. Qué hago aquí, cómo le estoy diciendo a estos directores quién entra en Toronto y quién no… Creo que los primeros cinco años fueron bastantes difíciles.

Entonces la decisión era entre Barcelona o Toronto.

(Toronto) era más pequeño. Barcelona andas y tienes cultura e historia en todos los lados. Me encanta Europa en general. Porque también viví en Madrid. Me gustaba mucho más Barcelona que Toronto. Y además siempre que venía era para las Navidades y me moría de frío. El verano está lindo y me encanta y Toronto tiene otra textura pero Barcelona siempre va a tener mi corazón de alguna forma.

Diana Sánchez, programadora de películas en español y portugués del TIFF. Foto: Julio César Rivas

Pero ahora, Toronto es mucho más ciudad que entonces.

Para tener una familia, para mí (Toronto) es ideal. También ves como está el mundo ahora mismo y ves lo que acaba de pasar en Barcelona y al sur de nosotros ves un país que está mucho más difícil; en ese sentido me siento muy afortunada de vivir acá. Hoy dejé los niños en el colegio, me fui a tomar un café con una productora, que hizo la última película de Atom Egoyan… Y ese tipo de vida también me gusta mucho. Ese sentido de que tienes comunidad acá.

¿Cómo ves el mundo latino en Toronto?

He conocido muchos más latinos ahora. Conocí a una joven actriz de Venezuela que sus papás la mandaron acá. Un joven de Guatemala que trabaja en una radio por acá. Y es interesante ver como los latinos se están insertando más en el mundo cultural. Cuando yo empecé no era así. Y es importante para tener una presencia. Por ejemplo, cuando uno ve la cultura en Los Ángeles de los latinos. Me encantaría ver ese tipo de comunidad, que se cuidan bastante y hay más oportunidades. Creo que ahora hay bastantes oportunidades pero aún falta tener más gente latina en trabajos integrales dentro de la cultura en Toronto.

¿Y qué me cuentas de tu lado colombiano?

He viajado mucho a Colombia. De hecho he estado muy cerca de Colombia este último año, en Panamá, donde estuve viviendo todo el año, con la familia, para hacer el festival internacional de cine de Panamá. Viajo a Colombia una vez año o cada dos años. Al festival de Cartagena, al de Bogotá, al BAM (Bogota Audiovisual Market). Y tengo mucha relación con el cine colombiano. Pero no he vivido ahí. Mi única experiencia de vivir en América Latina ha sido como tres meses en Argentina y el año en Panamá.

Entonces, ¿te identificas como canadiense, española, colombiana…?

Siento una conexión muy fuerte con América Latina. Y me siento en casa cuando estoy en España. Pero también es que crecí con esa comida. Fue mi papá el que siempre cocinó en casa. Cuando voy a Colombia escucho el acento y es el mismo de mi mamá. Me siento en casa, no me siento que soy ajena al lugar. Pero me noto que soy canadiense cuando tengo que esperar para algo por ejemplo. Ahí sí que me noto muy canadiense. Pero es como la identidad más fluida.

¿Es ahora Toronto un lugar mejor?

Fui a la escuela en Scarborough y había niños de todos los lugares. Mi escritora preferida era Lucy Maud Montgomery, la autora de “Anne of Green Gables”. Era como mi fundación en la literatura. Era como muy canadiense. El español lo recuperé después. Lo hablaba de chiquita pero en la escuela le dijeron a mis papás que me tenían que hablar en inglés. ¡Imagínate que absurdo! Me acuerdo que a muchos niños que venían de Asia les decían que no hablasen mandarín o cantonés. Creo que ahora Toronto es más abierto a diferentes idiomas pero cuando yo empecé en el colegio no era así. Tampoco había esa posibilidad de ser latina-canadiense. No había ese tipo de identidad. Nadie decía que tenía papás canadienses. Era muy diferente.

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Julio César Rivas
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Over the last 30 years, Julio Cesar Rivas has worked as a foreign correspondent, photographer, and videographer in South America, Central America, North America and Europe, covering the civil wars in El Salvador and Guatemala, the Zapatista uprising in Mexico, the coup d’Etat against Jean-Bertrand Aristide in Haiti or Fidel Castro’s death in Cuba. Julio Cesar has also covered several presidential elections in United States. Currently, Julio Cesar works as Agencia EFE’s correspondent in Canada and lives in Toronto with his wife and two children. His articles in Lattin Magazine reflect his own point of view.