Nacida en la isla Curazao Antillas Holandesas, Rebeca Sarfatti creció y se graduó como licenciada de Ciencias Políticas y Administrativas en Venezuela; de ahí viajo a Toronto donde reside desde hace quince años. Su experiencia migratoria forjó su personalidad y carácter altruista, su capacidad de ayudar y su activismo social le permiten ver los retos y obstáculos como una oportunidad de aprendizaje; y es que en donde muchos ven problemas diarios, Rebeca Sarfatti prefiere pensar en transformar la energía negativa en positiva.
El «cosmos» fue lo que la trajo a vivir a Canadá, cuando «aún no entendía su misión en el planeta»; y su liderazgo fue el que la «llevó a influenciar positivamente» a la comunidad de venezolanos residentes en este país para apoyar políticamente a sus connacionales. «Jamás pensé dejar Venezuela, pero el destino a veces te pone cosas y en el momento ni las entiendes, mi actual esposo vivía en Canadá cuando nos conocimos, dejar Venezuela fue muy duro para mi«, recuerda a la vez que reflexiona sobre el hecho de que «nadie es profeta en su tierra».
Al hablar de cómo superar los problemas Rebeca recurre a la ley de la conservación de la materia para señalar que «somos energía y por ende debemos siempre estar en constante transformación; me gusta pensar en lo obstáculos como oportunidades para repensarse, para aprender y para crecer».
Librepensadora y altruista
«Me formé y me hice quien soy en Venezuela y aunque no nací ahí, porto su nacionalidad y gentilicio con orgullo, aunque prefiero no etiquetarme (como hispana o latina) y simplemente continuar siendo ciudadana del mundo», resume esta nieta de abuelos marroquíes y turcos, quien cuenta con la nacionalidad holandesa, venezolana y canadiense. Al encontrarse con la comunidad de venezolanos residentes en Toronto en 2001, Rebeca formó el grupo conocido por su nombre en inglés como Venezuelans for Democracy (Venezolanos por la Democracia) que realizó diversas actividades para impulsar la participación electoral y apoyar a la oposición de su querido país.
La necesidad de formalizar el grupo para impulsar mejores iniciativas hizo que el proyecto de Rebeca se expandiera a las principales provincias del país de la hoja de arce, donde ahora trabaja bajo el nombre del Democracy Forum (Foro Democracia) una organización sin fines de lucro fundada para promover la democracia, los derechos humanos, la justicia social y gobernabilidad en Venezuela. «Hacer el bien sin mirar a quien» es el principal motor que rige la vida de Rebeca quien se define como una «librepensadora y altruista».
El sueño de una Venezuela próspera
Dos países en uno, dividida por sentimientos oscuros, llena de resentimientos y conflictos, así es como Rebeca asegura se encuentra Venezuela en estos momentos, viviendo tiempos económicos, sociales y políticos difíciles. Para esta activista social la defensa de los derechos humanos «no es una tarea fácil» ya que se asegura existen muchas limitaciones diplomáticas, políticas y de organización que entorpecen el desempeño de quien esta sumado a su lucha.
Esta madre de familia reconoce que la defensa de los derechos humanos en América Latina tiene un riesgo que se asume de «manera tacita». Sin embargo, Canadá le ha dado la oportunidad de minimizar ese riesgo ya que asegura es un país por excelencia para los movimientos que buscan soportar dicha lucha a nivel global.
Una Venezuela en paz y próspera, donde pensar de modo distinto no sea objeto de persecución, donde los medios de comunicación tengan libertad de expresión, y donde tan solo el hecho de ir al supermercado sea algo ordinario y no un calvario, es el país con el que sueña Rebeca, quien ahora administra la página de Facebook Venezolanos en Toronto, que cuenta con más de 8.000 miembros.
«La fórmula del éxito es hacer lo correcto»
Tras haberse involucrado en numerosos proyectos de la comunidad venezolana en Toronto, Rebeca sostiene que la pasión con la que haces las cosas y hacer lo correcto es la fórmula de su éxito personal y profesional. «Es muy gratificante ver o sentir que has podido tocar de manera positiva a alguien», agrega esta madre que entre el colegio, las citas de juego y las clases de baile de sus hijos, siempre trata de buscar tiempo para «cambiar el mundo» con un mensaje de respeto, unión, solidaridad y humildad y seguir trabajando junto a todos aquellos quienes buscan que la Constitución y las leyes en Venezuela sean respetadas.