La compañía Uber ha anunciado por todo lo alto la contratación de la española Raquel Urtasun, destacada investigadora en Inteligencia Artificial de la Universidad de Toronto, para dirigir el laboratorio de investigación de vehículos sin conductor en la capital de Ontario, que aspira a convertirse en un semillero de nuevo talento dentro del ámbito de la Inteligencia Artificial. La española Raquel Urtasun, fue hace tres meses una de los seis ganadores de la prestigiosa beca concedida anualmente por el Consejo de Investigación en Ciencias Naturales e Ingeniería del E.W.R. Steacie Memorial Fellowship. Trabaja desde hace años en el campo de la inteligencia artificial, un terreno que, según ella, «será en un futuro no muy lejano una parte importante de nuestras vidas». Sus investigaciones se dirigen a asegurar que la tecnología detrás de ella funcione de manera transparente y segura. La investigación por la que ha sido fue reconocida busca mejorar la inteligencia artificial en vehículos autónomos y esto fue lo que llamó la atención de Uber.
Urtasun, profesora asociada de la universidad y especializada en software de visión por ordenador que permite a los coches sin conductor ver el mundo a su alrededor, supervisará la nueva empresa en Toronto. «Esperamos sacar provecho del impresionante grupo de talentos de la región a medida que crezcamos, ayudando a las docenas de investigadores que planeamos contratar para que permanezcan conectados al corredor Toronto-Waterloo», ha publicado esta mañana en su blog el CEO de Uber, Travis Kalanick.
Este fichaje va a tener consecuencias a muchos niveles, dadas las dificultades legales a las que se enfrenta la compañía debido a la tecnología de visión por ordenador desarrollada por Waymo —la compañía de coches sin conductor que creció fuera de Google—, y la controversia generada sobre la cultura interna presuntamente misógina de Uber. Urtasun podría ayudar a la compañía a forjar otro camino muy necesario para el tipo de inteligencia artificial que los coches sin conductor requerirán en un futuro no muy lejano. El fichaje de la española, con un alto nivel profesional, representa sin duda un intento desesperada de Uber por cambiar su imagen.
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Urtasun ha reconocido que es muy consciente de la controversia sobre la cultura de Uber, pero se expresa confiada en que el cambio dentro de la compañía ya esté en marcha. «Tuve una larga conversación con Travis», reconoce. «Estoy realmente convencida de que está tomando todas las medidas necesarias». Ahora, debido a su importancia para el futuro de la empresa, su contratación se convierte en una prueba de fuego para saber si esos pasos son reales o simplemente estéticos.
Los analistas han coincidido en que este cambio representa mucho más que una apuesta decidida por cambiar el rumbo de la compañía. Como en buena parte de la industria tecnológica, el campo de la inteligencia artificial está dominado por los hombres. Y eso es particularmente preocupante dado que la mayor parte de la investigación de Inteligencia Artificial se basa en usar datos para enseñar a las máquinas las formas de imitar la percepción y el comportamiento humanos. En el nuevo mundo que se vislumbra a través de la inteligencia artificial serán necesarios un conjunto diverso de datos y de personas que configuren estas tecnologías. «La pregunta es: ¿Podemos construir sistemas que sean justos, que no estén sesgados?», señala Urtasun. En Uber esto comienza con los vehículos autónomos.
La compañía ha abrazado en los últimos años la idea de los coches sin conductor como una vía para expandir y desarrollar su modelo de negocio. Para ello ha creado un centro de investigación y desarrollo dedicado a la tecnología cerca de Carnegie Mellon University en Pittsburgh y ha adquirido la empresa de vehículos autónomos Otto de San Francisco, por un valor estimado de 680 millones de dólares. Pero sus planes fueron puestos en duda cuando Waymo demandó a la compañía, acusando a Anthony Levandowski, uno de los fundadores de Otto y ex Googler, de robar secretos comerciales relacionados con los sensores lidar, que ayudan a los vehículos sin conductor a ver el espacio a su alrededor.
«Uber observa este campo —coches sin conductor—, como una lucha estratégica que simplemente no pueden permitirse perder», apunta Oren Etzioni, un ex investigador de Inteligencia Artificial de la Universidad de Washington y ahora el CEO del Instituto Allen para la IA. «Si Uber pierde la pelea, supondrá un cambio radical en el valor de la empresa».
La Universidad de Toronto es uno de los primeros centros para investigadores que se especializan en redes neuronales profundas, una forma de IA que ha reinventado rápidamente la visión por ordenador y otros muchos servicios en línea en los últimos años. Muchas de las compañías tecnológicas más grandes, en particular Google, han atraído talento a la ciudad y tienen la intención de incrementar su presencia con nuevas inversiones Uno de los investigadores más importantes de Google, Geoff Hinton, contribuyó recientemente a crear una especie de incubadora de IA en el área con el respaldo financiero del gigante de las búsquedas. Urtasun fue uno de los cofundadores de la organización y ahora Uber también lo está apoyando, con la esperanza de sacar su propio talento del corredor Toronto-Waterloo.