Dos ministros del gobierno de Ontario quieren que los legisladores de Nueva York eximan a Canadá de la política de «Buy American» que planean introducir, advirtiendo de que podría causar problemas en ambos lados de la frontera.
El ministro de Desarrollo Económico, Brad Duguid, y el ministro de Comercio Internacional, Michael Chan, se reunirán con funcionarios norteamericanos en Albany, Nueva York, la próxima semana y aseguran que no se enfocarán en los impactos potenciales para la economía canadiense, con cientos de millones de dólares en juego, sino en el “interés propio» de Nueva York.
«El mensaje que traeremos a nuestros amigos del sur será: hay muchos empleos en Estados Unidos que dependen de una relación comercial sin trabas y contratos abiertos entre el estado de Nueva York y Ontario que estarán en riesgo si no hay una exención para Canadá», señaló Duguid en una entrevista.
Las transacciones con Ontario representan alrededor del 80% de las mercancías exportadas por el estado de Nueva York a Canadá, o cerca de 10.000 millones de dólares, con 12.000 millones de dólares fluyendo del otro lado.
Con el gobierno liberal de Ontario planeando gastar 160.000 millones en infraestructuras durante los próximos doce años, Ontario es un mercado que Nueva York querrá preservar, afirmó el ministro de Desarrollo Económico, quien sugiere que el acceso al mercado de Ontario podría verse comprometido si Canadá se ve perjudicado por la política de “Buy American”.
«Si una jurisdicción va a discriminar a las empresas de Ontario, debemos considerar nuestras opciones en términos de alternativa», defendió Duguid. El plan del gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, propone que todas las entidades estatales otorguen preferencia a los bienes y productos fabricados en Estados Unidos en cualquier adquisición nueva por un valor superior a 100.000 dólares.
En enero, dijo que sería la «más fuerte» ley de contratación estatal de los Estados Unidos. Esta ley puede tener un impacto «significativo» en las empresas de Ontario que trabajan en sectores diversos como los de infraestructuras, tecnologías de la información y las de comunicaciones, empresas de servicios, fabricantes y las empresas de construcción, recooció Duguid.
El desafío impulsado por Ontario contra la política de Nueva York se produce en medio de un esfuerzo nacional para defender el proteccionismo. El embajador de Canadá en Washington envió una carta la semana pasada a los legisladores que han instado al presidente estadounidense, Donald Trump, a que limite la capacidad de los proveedores extranjeros, incluidos los que tienen intereses en el oleoducto Keystone XL.
La gran ley de infraestructuras de Estados Unidos prevé un billón de dólares en contratos y la adquisición podría ser un tema en las próximas negociaciones del TLCAN. Esta no es la primera vez que Ontario ha intentado recordar a los Estados Unidos la importancia de la relación comercial entre ambas partes.
La primera ministra de Ontario, Kathleen Wynne, se reunió la semana pasada con el gobernador de Michigan, Rick Snyder, y se ha nombrado a sí misma jefa de un nuevo comité sobre Ontario-Estados Unidos para analizar el nuevo escenario económico y comercial.