Canadá ya ha asumido plenamente que el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) deberá ser revisado tras la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos. Y también empieza a mentalizarse de que en esa reapertura probablemente habrá que tomar algunas decisiones que afectarán al tercer socio en discordia: México. Los intermediarios de Trump ya han transmitido al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, que el problema no está en el comercio con el socio del norte sino con el del sur. En otras palabras: los cambios que vengan afectarán sobre todo a México.
El gabinete de Trudeau se reunió en Calgary este lunes para analizar el impacto de la llegada de Trump en las relaciones bilaterales. El embajador de Canadá en Estados Unidos David McNaughton, aseguró que el país considerará medidas exclusivamente bilaterales con los Estados Unidos en las conversaciones sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte si eso beneficia a Canadá. Las declaraciones -que se producen coincidiendo con el anuncio de Trump de que retira a los Estados Unidos del acuerdo de asociación del Pacífico (TPP), un tratado con once países de la cuenca del Pacífico promovido por su antecesor, el demócrata Barack Obama-, sugieren que la nueva administración está fragmentando el pacto continental mientras el presidente se prepara para reunirse con Enrique Peña Nieto la próxima semana.
El primer ministro canadiense también tiene la intención de reunirse con Trump pronto. Aunque todavía no se ha confirmado la feca, Trudeau recibió garantías este lunes de que el encuentro se celebrará en breve. «No creo que él deba preocuparse en exceso porque Canadá tiene mucho respeto», dijo a los periodistas Stephen Schwarzman, director ejecutivo de Blackstone Group LP y presidente del foro estratégico y de políticas del presidente, después de hablar con el gabinete. «Tenemos un comercio equilibrado entre los Estados Unidos y Canadá, y ese no es el tipo de situación que genera problemas en estos momentos», indicó en su comparecencia.
David MacNaughton, embajador de Trudeau en Washington, dijo a su llegada a Calgary que su enfoque es evitar que Canadá tenga «daños colaterales» en acciones comerciales dirigidas a China y México. «Cooperaremos en asuntos trilaterales cuando sea de nuestro interés y estaremos buscando hacer cosas que sean de nuestro interés también bilateralmente. Algunos de ellos pueden estar dentro del TLCAN, algunos quizá no», afirmó el domingo por la noche.
Desde la victoria electoral de Trump, funcionarios de comercio y observadores canadienses mantienen la esperanza de que en la mente del nuevo inquilino de la Casa Blanca el vecino de norte no esté entre sus preocupaciones y objetivos. Canadá es el principal comprador de los Estados Unidos en general y el principal comprador de 35 estados individuales, un detalle que Trudeau enfatizó al presidente en una llamada el sábado. Lo que temen los canadienses es que cualquier arancel u otras medidas aplicadas de manera general afecten a la economía del país. Alrededor del 70% del comercio canadiense es con los EE UU.
«No creo que Canadá sea el foco en absoluto, pero creo que somos parte de ello», reconoció MacNaughton. «Eso es de lo que tenemos que preocuparnos, en si recibimos daños colaterales», insistió. Preguntado sobre esos comentarios, Schwarzman señaló que Canadá tiene un «estatus especial» y que existe un «muy bajo» riesgo de daños en las relaciones de Estados Unidos con su vecino del norte. En este punto señaló además que la relación Canadá-Estados Unidos «es un modelo que debe servir como ejemplo de cómo deberían ser otras relaciones comerciales».
Trudeau conversó con el presidente mexicano Peña Nieto el domingo y trataron, según el primer ministro canadiense, «sobre la importancia de la relación bilateral entre Canadá y México y de la asociación trilateral norteamericana». Los funcionarios de Trump aún no han planteado ninguna preocupación específica sobre el comercio canadiense, agregó MacNaughton. «Su mayor preocupación, francamente, en términos de comercio es el déficit que tienen con China y México. Eso es lo que han planteado».
Lo cierto es que desde la llegada de Trump a la presidencia el pasado viernes el ruido de rumores en torno a la Casa Blanca es ensordecedor. Según informa hoy National Newswatch, el influyente congresista estadounidense Chris Collins está promoviendo que Estados Unidos elabore un acuerdo de comercio unilateral con Canadá en lugar de actualizar el Tratado de Libre Comercio de América a tres partes, basando su posición en las diferencias económicas dentro de la región. Chris Collins es un republicano escéptico del estado de Nueva York que pasó a ser enlace en el congreso entre los legisladores y el equipo de transición presidencial de Donald Trump. Formó parte del comité ejecutivo de transición y fue uno de los primeros congresistas que mostró públicamente su apoyo al multimillonario en su carrera a la presidencia de los Estados Unidos.
El lunes dejó claro que su preferencia por dividir el TLCAN en partes separadas no era la posición del gobierno entrante y dijo que esperaba detalles sobre las políticas comerciales de la Casa Blanca de Trump. Sin embargo, aseguró que los vecinos del norte y del sur de los Estados Unidos no pertenecen al mismo pacto comercial. Aunque se ha opuesto a otros acuerdos comerciales como la Asociación Transpacífica y es crítico con el TLCAN, dice que no tiene ningún problema con la fabricación de automóviles a través de la frontera norte. «Nuestra relación con Canadá no tiene nada que ver con nuestra relación con México», dijo a CNN.
Trudeau se ha preparado para la era Trump moviendo a su ministra de Comercio, Chrystia Freeland, a la cartera de Relaciones Exteriores. Ella será su principal enlace en las conversaciones con Trump. Designó también a un general retirado como su ayudante con el objetivo claro de cortejar a la administración Trump y reorganizó el gabinete para centrarse en fortalecer los lazos con el vecino del sur.
Preguntada sobre México este lunes, Freeland citó la visita de Peña Nieto a Ottawa el pasado mes de junio como la evidencia de «una asociación mutuamente beneficiosa en el TLCAN». Sin embargo, Freeland puso un matiz que resulta clave ante el nuevo tiempo que se abre con Trump en la Casa Blanca: «por supuesto, nuestra relación con Estados Unidos es principalmente una relación bilateral».
Freeland ha minimizado los riesgos de importantes impactos comerciales, asegurando que está «realmente confiada» en que Canadá podrá establecer una fuerte relación con el equipo de Trump. «Ha habido casi una docena de cambios significativos en el TLCAN desde que se definió por primera vez, por lo que estamos esperando esas conversaciones», dijo en una entrevista televisiva el día de la toma de posesión de Trump.