Después de un año de tumultuosas batallas judiciales con Uber, la ciudad de Toronto se ha propuesto como objetivo para 2017 examinar las regulaciones de otros servicios similares de economía colaborativa como Airbnb. Kristy Wong-Tam, concejal de Toronto Ward 27, está presionando a la ciudad para que regule la industria de alquiler de corto periodo después de escuchar innumerables quejas por celebraciones de fiestas, tráfico de drogas y actividades criminales, según ha informado la cadena de televisión CBC.
En respuesta, la división de licencias y normas municipales ha comenzado a estudiar los detalles de dicha regulación y presentará sus recomendaciones al comité ejecutivo el próximo mes de junio. Wong-Tam considera que esta industria emergente es muy perturbadora y afirma que hay especialmente un problema con las «casas de fiestas» que se alquilan para eventos especiales sin la licencia correspondiente. Además, Wong-Tam ha recibido varias denuncias de actividades delictivas como prostitución y el tráfico de drogas.
El alquiler de apartamentos por un corto espacio de tiempo está experimentando un formidable crecimiento en los últimos meses en Toronto. Se calcula que más de 8.600 apartamentos, solo en Toronto, están registrados en Airbnb. Según Terry Mundell, presidente y CEO de la Asociación de Hoteles del Gran Toronto, Airbnb no juega en las mismas condiciones legales que sus competidores, que deben someterse a las reglas del mercado y al pago de impuestos por su actividad.
Los anfitriones de Airbnb pueden ofertar tarifas mucho más bajas que las que mantiene los hoteles puesto que no están obligados al incluir el Impuesto de Ventas Armonizado (HST en sus siglas en inglés), o el impuesto comercial corporativo. Aunque Mundell insiste en que no encuentra problemas en la actividad de Airbnb, sí que considera necesario que se regule su actividad para que pueda operar con las mismas reglas y condiciones que el resto de servicios hoteleros. «Que se regule, se zonifique, se someta a la misma política de impuestos y después competiremos», sostiene.
Es fácil trazar paralelismos entre la historia de Uber y Airbnb. Compartir casa o trayecto en coche puede tener muchas similitudes, aunque los procesos regulatorios han sido muy diferentes. Pese a que Uber es legal en Toronto desde mayo de 2016, el camino que tuvo que transitar hasta la legalización fue largo y tortuoso, sometido a las reclamaciones de los colectivos de taxistas, el rechazo de los concejales de Toronto y las regulaciones existentes. Finalmente el ayuntamiento terminó cambiando las condiciones que regulaban la actividad de los servicios de transporte en la ciudad, lo que permitió a Uber operar junto a los taxis.
El marco regulatorio para el sector de alquiler de corto periodo propuesto por el comité municipal de normas y licencias podría incluir cambios en los reglamentos de zonificación y licencias de los anfitriones de Airbnb. Tracey Cook, directora ejecutiva de licencias municipales y división de estándares, afirma que el consejo puede revisar los estatutos establecidos por otras ciudades para regular Airbnb. En este caso, «tenemos el beneficio de no ser los primeros en hacerlo«, concluye.