Uno de los rasgos que definen a Paulina Derbez es su carcajada. Se ríe con frecuencia y lo hace de una manera contagiosa, como si necesitara generar siempre un clima distendido a su alrededor, de buena onda, que dirían sus compatriotas mexicanos. Pero surge un acusado contraste cuando Paulina comienza hablar de música o cuando se sube al escenario. Entonces lo que dice, lo que hace o lo que toca adquiere la morfología de las cosas que tienen trascendencia, de aquellas que explican lo sólido de la vida o los procesos de transformación mental. En circunstancias así, esta violinista que vive en Toronto desde hace 10 años, se revela como una pedagoga de las inseguridades humanas, una especie de demiurgo que defiende que en la música y en la mente están las respuestas a todas las preguntas vitales.
Fruto de un conflicto interior que bloqueba su capacidad para expresarse con su violín, surgió el libro El músico consciente, que se ha transformado en una lectura de referencia para compositores, profesores y alumnos de todo el mundo. Cómo nos afecta la realidad sólo puede cambiarse desde el nivel mental, asegura Paulina, y así fue como ella superó sus miedos y después compartió su experiencia en un libro que ha permitido establecer nuevos paradigmas en el campo de la educación y la interpretación musical. Ese proceso, que ella ha calificado como “revelador”, la transformó también en una nueva artista sobre el escenario que interpreta un personaje completamente ajeno a su propia identidad. Y ese alter ego corporal gesticula, bracea y aulla mientras su violín desprende sonoridades que golpean en la audiencia con la contundencia de lo que no deja indiferente.
Paulina Derbez puede presumir de haber consolidado una brillante carrera que la ha llevado por escenarios de medio mundo. En 2013 fue galardonada por la revista Quién como una de las “50 personalidades que transforman a México” junto a figuras de la talla de Alfonso Cuarón o Plácido Domingo. En Toronto se ha caracterizado por su inagotable caudal creativo y su incansable activismo cultural. Acaba de crear México Contemporáneo Foundation, una organización sin ánimo de lucro que quiere promocionar la cultura y los artistas mexicanos en Canadá. Recientemente ha presentado también en el prestigioso Koerner Hall de Toronto su creación Reflections of the Moon. El 5 de noviembre estrenará el proyecto Paisajes Sonoros junto a la pianista Araceli Salazar y el artista visual Jaime Luján. Se trata de una ambiciosa puesta en escena que define perfectamente la personalidad artística de la mexicana, siempre en la búsqueda de nuevas experiencias creativas y nuevos territorios de expresión. Ottawa y Nueva York también serán testigos de este proyecto, en el que ha estado volcada durante el último año.
¿Qué es El músico consciente?
Quiero llevar al alumnado o al profesorado a ser consciente de su potencial mental, de su campo emocional y de su cuerpo en el estudio instrumental cotidiano. Voy a percibir la música desde estos tres campos y a abordar cada pieza desde estos tres campos. Por ejemplo, si hay un problema técnico, en vez de estar repitiendo lento, rápido, lento rápido… lo que hago es cerrar mis ojos, me veo a mí misma tocando ese elemento, haciéndolo como lo quiero hacer, como lo quiero sentir y como lo quiero escuchar; y luego lo hago a nivel físico. Lo que se consigue de este modo es guiar mi oído a escuchar lo que mi mente está proyectando.
Tú pensaste en este sistema porque necesitabas una solución precisamente a un problema con el que te enfrentabas a diario. Has contado en varias ocasiones que había una barrera entre tu mente y tu instrumento.
Fue durante mi época de estudio en Lugano (Suiza), tuve que dejar de tocar temporalmente por unas tensiones en la mano. Tuve en ese momento mucho tiempo para reflexionar y un día, pensando el porqué de esas tensiones, por qué tenía una barrera entre mí como músico y el instrumento físico, mi violín; y la música, me surgió la idea de que todo se resolvía en la mente. Suena sencillo pero fue como un momento revelador. Y lo más fuerte es que yo cerré mis ojos y me vi a mí misma tocando tensa. Todo el mundo me decía: estás tensa, estás tensa… me lo decían en las clases y yo me llevaba eso todos los días al estudio. Mi inconsciente lo había creído y lo estaba haciendo realidad a nivel físico. Es algo muy fuerte porque al creer esa frase: “estás tensa”, yo misma estaba creando esa realidad. Lo que tenía que hacer era cambiar esa realidad a partir del nivel mental.
¿Pero cómo fue este proceso?
Los resultados fueron casi inmediatos, pero es verdad que llevó su tiempo, no es tan fácil como parece. No se trata de cambiar mi visión de mí misma y de un día para otro todo se resuelve. No, no es así. Lo importante es hacer un ABC y hacerlo de manera cotidiana y creer en eso porque de lo contrario no funciona. Un ejemplo es tomar la partitura y visualizar su mapa sonoro, el fraseo, la sonoridad, los ritmos, la técnica que quiero para esta pieza… y de ahí se lleva el proceso a nivel físico. Y otro campo es el emocional: qué quiero expresar a través de esta pieza.
Cuando alguien te ve actuar por primera vez, espera encontrarse con una instrumentista que se rige sobre el escenario según los patrones clásicos. Sin embargo descubre a una artista que gesticula, se mueve, bracea, lanza sonidos, que no para quieta. ¿Todo esto es el resultado del proceso mental que nos has descrito?
Es el resultado. Es lo que llamo el músico consciente en escena. Porque “El músico consciente” no solo quiere dar estas herramientas para su uso cotidiano instrumental, sino también para transformar la visión del músico en escena. Esta visión que tenemos del músico sentado en un lugar.
¿Qué te dicen cuando te ven por primera vez? ¿Cuál es la reacción más habitual del espectador que no te conoce?
Se impresiona por la cuestión corporal porque se trata de un lenguaje corporal con el instrumento. Es algo que he desarrollado desde mis tiempos de estudio en Suiza, donde tuve la oportunidad de trabajar con teatro. Esa experiencia me cambió por completo mi visión de mí misma como músico sobre el escenario. Ahí es donde entendí que los músicos deben ser personajes sonoros en escena. Ya no sales al escenario con tu identidad sino con la del personaje que has creado. Y lo cambia todo por completo.
¿Crees que el espectador entiende todo lo que quieres expresar sobre el escenario? Porque al fin y al cabo todo está en tu mente…
Así es, pero te voy a contar una anécdota. Fui de gira a Italia con el repertorio de Altri Suoni: Where a classical meets avant garde y tocamos piezas desde el barroco mexicano hasta obas de vanguardia. Había una cantante de ópera mexicana que radica en Roma. Todavía me recuerda que aquel concierto le abrió un panorama sonoro completamente nuevo y diferente. Le gustó mucho. Lo bello de interactuar entre clásico y vanguardia es que estás llevando al espectador desde el mundo barroco, pasas por la vanguardia y luego regresas al barroco. Se trata de reconocer esos pasajes sonoros, de hacer ese viaje, que lo entiendan y lo disfruten.
¿Qué opinión tienes de Toronto, tú que has viajado con frecuencia por ciudades europeas de larga tradición musical?
En Toronto he encontrado un punto donde mi creatividad se ha expresado de una forma muy importante. He encontrado un espacio donde he podido justamente elaborar las interpretaciones violín-voz, y también he podido estar con las orquestas mas importantes, como la Filarmónica de Ontario. Toronto me gusta además por su creatividad, es un lugar donde puedes explorar diferentes campos y eso es algo que me encanta.
Fuiste nombrada hace un tiempo como una de las 50 personalidades que han transformado México. ¿Qué responsabilidad te genera esta visión que tienen de ti y de tu trabajo desde tu país?
Me emociona mucho que todo este trabajo de tantos años empiece a tener su reconocimiento. También como en México, que tengo la fortuna de visitar dos veces al año para conciertos, cursos o conferencias, y eso me permite mantener el vínculo. Que Canadá y México se puedan reconocer y encontrarse a través de mi música me parece algo emocionante y que estimula mi deseo de seguir estrechando puentes entre ambos países.
¿Cómo te has integrado en la comunidad artística de Toronto?
No he encontrado barreras por mi origen, como sí que ocurre en otras ciudades. Lo bello de Toronto es que es una ciudad abierta e integradora con el extranjero, al que se le reconoce sólo por su talento. Aquí no he encontrado ninguna barrera sino todo lo contrario, apertura.
Una violinista en la vanguardia
Paulina Derbez, mexicana de nacimiento, realizó sus estudios de perfeccionamiento de violín en Lugano, Suiza, en el Conservatorio de la Suiza Italiana con Carlo Chiarappa y en la Academia D’Archi Vivaldi con Susane Holm. Ha sido en tres ocasiones becaria del FONCA (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes) y en 2016 fue acreedora de una beca de Ontario Arts Council para su espectáculo interdisciplinario “Mirrors” junto con la bailarina Lucy Rupert. Ha realizado conciertos y eventos interdisciplinarios en México, Colombia, Canadá, Japón, Suiza, Italia, Alemania y Francia entre otros. Imparte cursos a nivel internacional en diversos países como Suiza, Canadá y México. En la actualidad radica en Toronto, donde es Directora Artística de México Contemporáneo Foundation. Es la autora del libro El Músico Consciente publicado en versión digital en español e inglés por la Editorial Ink y acaba de lanzar la versión impresa en español en el MUNAL de la Ciudad de México publicada por EMDEMUS. En 2013 fue galardonada por la revista Quién como una de las 50 personalidades que transforman a México. Asimismo fue seleccionada como una de los “Top 10 Mexicanos más exitosos en Canadá” por “The Globe and Mail”.