Los emprendedores mexicanos Mauricio Meza y Jorge Silva crearon en 2010 en Toronto la startup Komodo, bajo la que han desarrollado Tecla, una tecnología que permite a las personas con discapacidad motriz acceder a ordenadores y dispositivos móviles de una manera sencilla. Su integración dentro de DMZ, la incubadora de Ryerson University, les ha permitido establecer una sólida red de relaciones en el ecosistema de startup de Toronto y crecer de manera sostenible. Mauricio Meza, responsable del área de negocio de Komodo, explica en esta entrevista su experiencia como emprendedor.
¿Cómo fue la historia de Komodo, la startup que está detrás de Tecla?
Yo estudié ingeniería biomédica y trabajé en un centro de rehabilitación en Toronto llamado Toronto Rehab, en el que ayudé a personas con discapacidad para que tuvieran un mejor acceso a tecnología y ser más independientes en la casa o en el trabajo. Aquí tuve la idea, cuando salió el iPhone, que los teléfonos inteligentes tenían que ser accesibles. En ese tiempo empecé mi maestría de negocios en Ryerson University e hice un business plan de cómo hacer un teléfono inteligente accesible.
Cuando hice mi MBA uno de mis compañeros de universidad trabajaba en el Colegio de Arte y Diseño de Toronto precisamente en el centro de investigación de diseño inclusivo. Casualmente él estaba trabajando en el prototipo de lo que ahora es Tecla. Decidimos empezar a trabajar juntos porque nuestra formación y experiencia eran muy compatibles. Tardamos un año en lanzar el producto al mercado, en febrero de 2012, y contamos con fondos procedentes del Centro de Excelencia de Ontario ya que se trataba de un proyecto desarrollado en el ámbito universitario.
¿Hablanos de vuestra integración en el ecosistema de startups de Toronto?
Realmente ha cambiado mucho desde que empezamos en 2010. Ahora hay mucho más apoyo a las startups y hay más incubadoras y aceleradoras en Toronto. Podemos decir que hemos sido parte del crecimiento del ecosistema de la ciudad. Nosotros comenzamos en OCAD University como parte del proyecto de investigación que mi socio Jorge Silva estaba desarrollando allí. Después obtuvimos el espacio e DMZ, que es donde hemos desarrollado el lado de negocios y donde hemos podido tener acceso a mentores y a otros recursos que no disponíamos en OCAD.
Es verdad que no hay en Canadá muchos emprendedores latinos. Nos hemos encontrado con muchos que nos han dicho: «ustedes son los primeros mexicanos que conocemos en el ecosistema». No ha sido para nosotros un impedimento porque ser parte de DMZ nos ha permitido validar la compañía y trabajar con otros mentores y organizaciones como MaRS.
¿Qué recomendaría a un emprendedor latino que quiere escalar al ecosistema canadiense?
Canadá y, sobre todo, Toronto tiene una cercanía muy grande con Estados Unidos, que es sin duda una gran ventaja. Para nosotros el hecho de que en Estados Unidos no vean a Canadá como un mercado diferente sino como parte del mismo, nos ha ayudado bastante. Para compañías que vienen de otros países, empezar en Canadá, crecer aquí y luego dar el salto a Estados Unidos es una gran opción. En Canadá hay muchos programas de apoyo para establecer relaciones con otros países. Hace poco yo estuve en Reino Unido como parte de los programas de DMZ para establecer líneas de cooperación con otras empresas.
Hay otros servicios como los comisionados de comercio, que pueden ayudar mucho a establecer conexiones entre compañías y clientes potenciales interesados en determinadas tecnologías. O compañías que están tratando de entrar en el mercado canadiense y quieren contratar gente.
¿Cuál es la principal diferencia entre el ecosistema mexicano y el canadiense?
Hay grandes diferencias. Tuvimos a un par de estudiantes mexicanos que nunca habían trabajado en Canadá y encontraron algunos problemas. Es una cultura la canadiense diferente; cómo se establecen las relaciones. A veces en la cultura latina el ámbito de los negocios es un poco más relajado y de repente entras en Canadá en un ambiente en el que tal vez no hay una supervisión tan constante porque se da más libertad a la persona para que tome la iniciativa y tome decisiones. Quizá en nuestros países el trabajado está más acostumbrado a ser guiado.
