La agencia de salud pública de Toronto ha pedido a la junta escolar pública local que reduzca el tamaño de las clases en septiembre, y sugiere que el plan de regreso a clases que planea implementar la provincia de Ontario no es suficiente para prevenir la propagación del COVID-19.
En una carta dirigida a la Junta Escolar del Distrito de Toronto, la doctora Vinita Dubey, oficial médica asociada de salud, señala que Toronto Public Health está preocupada por el riesgo de propagación del COVID-19 si el tamaño de las clases sigue siendo el mismo.
“En las clases de primaria (desde kindergarten hasta tercer grado) donde no se requieren mascarillas, los tamaños de clase más pequeños serán particularmente importantes para garantizar que los estudiantes puedan espaciarse para reducir la transmisión”, señala Dubey.
Igualmente considera que los maestros también podrán controlar mejor las clases y evitar el hacinamiento en los pasillos si se reduce el tamaño de las clases.Y lo que es más importante, afirma, reducir el tamaño de las clases facilitará el distanciamiento físico.
«Científicamente se ha demostrado que mantener una distancia de dos metros sobre los demás funciona bien para prevenir la propagación de las gotitas respiratorias de una persona a otra», escribió. En este sentido señala que los pupitres deberían espaciarse en consecuencia.
Ni Toronto Public Health ni la Junta Escolar del Distrito de Toronto han respondido, de momento, a estas indicaciones.
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El plan de reapertura de escuelas de Ontario, que se publicó la semana pasada, no exige la reducción del tamaño de las clases para los estudiantes desde kindergarten hasta el octavo grado, pero señala que se les debe impedir interactuar con sus compañeros en otras clases.
El tamaño de las clases de las escuelas secundarias en todos los consejos escolares, excepto en dos docenas de ellos, seguirá siendo el mismo.
En esas 24 juntas, la Toronto District School Board entre ellas), los estudiantes de secundaria asistirán a clase solo la mitad del tiempo en grupos de 15. El resto del tiempo, harán el trabajo escolar de forma remota. Los padres también pueden optar por mantener a sus hijos fuera de la escuela y hacer que aprendan en casa.
El primer ministro Doug Ford y el ministro de Educación, Stephen Lecce, han pasado gran parte de la semana pasada defendiéndose de los críticos del plan que argumentan que no tiene fondos suficientes y es inseguro.
El NDP y los cuatro principales sindicatos de maestros de la provincia han dicho que sienten que los estudiantes deberían estar en clase a tiempo completo, pero con clases reducidas. También argumentan que 309 millones de dólares en nuevos fondos no son suficientes para que eso suceda.
De ese dinero previsto, 30 millones se destinarán a contratar más educadores, una cifra que los críticos al plan dicen que es demasiado baja.