Comprar ropa es una de las experiencia que más va a cambiar como consecuencia del coronavirus. La necesidad de la distancia social y la obligación de las tiendas de reducir su aforo para garantizar la seguridad de sus clientes, dibuja un nuevo escenario que muchos expertos consideran que llega para quedarse.
A medida que las tiendas comienzan a reabrir en todo el país después de meses de cierre durante la pandemia de COVID-19, se están agregando algunos pasos más a la experiencia de compra del cliente.
Esperar en la fila para reducir el tráfico en la tienda, ponerse desinfectante de manos una vez que se entra en el establecimiento y seguir los marcadores de guía de distanciamiento físico ya son parte de nuestra rutina diaria. Así se ha impuesto en los supermercados y parece ser que se extenderá a todos los negocios minoristas durante muchos meses.
Los ciudadanos, como ha ocurrido con tantas imposiciones derivadas de la pandemia, han asumido en general con normalidad estos inconvenientes y nuevas rutinas. Ya se sabe que serán comunes mientras las tiendas y boutiques canadienses intentan mantener seguros a los clientes y empleados. Lo que no se sabes es por cuánto tiempo.
Sin embargo, no hay garantía de que estas medidas sean suficientes para evitar contagios. Así lo ha manifestado a Canadian Press Satinder Kaur Brar, experto en biotecnología ambiental y descontaminación de la Universidad de York. «Si muchas personas tocan los artículos, y ese será el caso, entonces sí podría ser una preocupación”, apunta.
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Diane Brisebois, directora ejecutiva del Consejo de minoristas de Canadá, dice en 680 News que las tiendas están poniendo más énfasis en capacitar a su personal para desinfectar áreas de alto contacto como las terminales de pago, así como el «saneamiento estricto y regular» de las superficies en todo el comercio”.
¿Pero qué hay de la ropa? ¿Es viable probar las prendas en un vestidor como se hacía hasta ahora?
El contacto con las prendas se puede dividir en «dos tipos de contacto», señala a 680 News el epidemiólogo de la Universidad de Toronto, Colin Furness: «contacto informal cuando se busca una talla, y el contacto más intenso que se produce cuando se prueban las prendas”.
Debido a que los virus no viven tanto en los materiales blandos como sí lo hacen en las superficies duras, Furness asegura que la ropa suele ser más segura para ser manipulada. Pero tocar cada percha mientras se arrastra por los estantes y manipular cremalleras o botones al probarse prendas puede ser una historia diferente.
[perfectpullquote align=»full» bordertop=»false» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]Muchas tiendas pequeñas todavía permiten al cliente que se pruebe las prendas, pero lo más probable es que en las próximas semanas se impongan limitaciones.[/perfectpullquote]
«Hay un riesgo potencial (para la transmisión) allí, no hay duda», asegura Furness. «En las manijas y botones de la cremallera es posible que el virus dure más de un día».
Muchas tiendas pequeñas todavía permiten al cliente que se pruebe las prendas, pero lo más probable es que en las próximas semanas se impongan limitaciones. Roots ya no facilita probadores y se han reducido los espacios físicos en estas áreas para garantizar la distancia social. Igualmente se ha reforzado la limpieza de estas zonas.
Es probable que muchos clientes de manera voluntaria rechacen la posibilidad de probar las prendas que buscan ante el riesgo de contagio. Como ocurre en tantas otras acciones diarias, el miedo es más poderoso que el propio virus.
Estas son las principales medidas que se están adoptando en las tiendas de ropa de Toronto.
ROPA EN CUARENTENA
Introducir el «retraso de un día» entre el día que se prueba una prenda de vestir y el momento en que se vuelve a colocar en un estante es «una precaución razonable a tomar», señalan los expertos. Esa cuarentena tendrá una duración de entre 24 y 72 horas, aunque algunos epidemiólogos consideran que no es suficiente.
Kaur Brar cree que se necesita más precaución, “ya que no sabemos cuánto tiempo puede durar el virus en varios tipos de tejidos. Un día puede funcionar para el algodón, pero los sintéticos pueden necesitar más tiempo”. La solución sería prolongar esa cuarentena durante una semana laboral para evitar riesgos.
VAPORIZAR LA ROPA
Vaporizar la ropa no comprada que han probado los clientes sería un proceso «efectivo» porque a los virus no les gusta la humedad, aunque no hay consenso sobre a qué temperatura debe estar el vapor y cuánto tiempo debe exponerse la ropa al calor y la humedad antes de que el virus se desactive.
Furness considera que el vapor es «en realidad una solución bastante impresionante».
USO DE GUANTES
Los expertos coinciden en que pedirles a los empleados o clientes que usen guantes mientras circulan por una tienda no es muy efectivo para ayudar a prevenir la propagación del coronavirus.
Lo más probable es que los guantes transporten el virus a otras superficies, especialmente cuando se usan por largos períodos de tiempo. Los guantes también son problemáticos porque no se pueden desinfectar.
«Estás usando algo que no puedes limpiar, que vas a seguir tocando y utilizando para coger cosas y, posiblemente, también tu cara», advierte Furness.
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