La ciudad canadiense de Asbestos cambia su nombre para olvidar su vínculo con el amianto

Desde este martes Asbestos ya es oficialmente Val-des-Sources después de que los habitantes del pueblo votasen para eliminar de forma definitiva el nombre con el que fue fundada.

Asbestos
Desde el martes Asbestos ha pasado a denominarse Val-des-Sources.

Asbestos es el nombre por el que se conoce en inglés al amianto, un mineral fibroso altamente cancerígeno. También ha sido durante décadas la denominación de una pequeña localidad de Quebec fundada a finales del siglo XIX y que precisamente tomó su nombre de las cercanas minas de amianto, una de ellas considerada la más grande del mundo.

La etimología jugó una mala pasada a los vecinos de este pequeño pueblo, que nunca se sintieron cómodos con ese nombre que evocaba toxicidad y peligro. Después de varios años luchando por cambiar el nombre, lo han conseguido.

Desde este martes Asbestos ya es oficialmente Val-des-Sources después de que los habitantes del pueblo votasen para eliminar de forma definitiva el nombre con el que fue fundada.

La denominación de Val-des-Sources, que se puede traducir como Valle de las Fuentes, era uno de los cinco posibles nombres entre los que podían elegir los poco más de 7.000 habitantes de la localidad, situada a unos 160 kilómetros al este de Montreal.

El 51,5% de los votantes optó por este nuevo nombre, lo que en cierta medida tranquilizó a las autoridades puesto que la nueva denominación nace con un importante consenso ciudadano.

Val-des-Sources competía, por ejemplo, con el nombre de Phoenix, defendida por sus promotores por como una suerte de analogía: «como la mítica ave, nuestro municipio ha sabido recuperarse de las tribulaciones del pasado para reconstruirse aún más fuerte».

Durante cerca de un siglo, el amianto, y la cercana masiva mina de Jeffrey, hicieron que la localidad floreciese y convirtiese a Canadá en uno de los mayores exportadores mundiales de este mineral. El amianto de Asbestos era utilizado en múltiples aplicaciones: desde aislamiento en techos hasta tuberías pasando por los polvos de talco.

Pero a pesar de que la toxicidad del amianto es algo conocido desde hace siglos, Canadá se resistió durante décadas a limitar la producción del mineral por la importancia económica que tenía en la provincia de Quebec.

Tanto Chrysotile Institute, una organización financiada por el Gobierno canadiense, como International Chrysotile Association, promovieron desde Canadá de forma agresiva hasta hace menos de una década la extracción, uso y exportación del amianto con el argumento que el mineral se podía utilizar de forma segura.

Pese a las presiones de los principales actores del sector, finalmente hace dos años Canadá prohibió el uso en el país de productos que contienen amianto, con pequeñas excepciones.

Para entonces, el nombre de Asbesto era algo tan tóxico como el producto en sí mismo y la localidad decidió que necesitaba enterrar el pasado para poder mantener su desarrollo económico. Así comenzó el camino para olvidar su pasado y transformar su futuro.

El alcalde de Asbestos, Hugues Grimard, declaró que «si queremos seguir el desarrollo económico, no nos queda ninguna opción. La atención de los medios a nuestro pasado nos sigue cada vez que hacemos algo».

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