Trudeau confirma que la prioridad es Estados Unidos sobre México

El mandato recibido por la nueva ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, es claro: «mantener relaciones constructivas con los Estados Unidos, el aliado más cercano de Canadá y socio económico y de seguridad más importante».

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, está marcando el camino a seguir en las relaciones con la nueva administración de Donald Trump en los Estados Unidos. En la carta enviada a la nueva ministra de Asuntos Exteriores, Chrystia Freeland, le deja las cosas meridianamente claras: «Estados Unidos es lo primero». De este modo el Gobierno canadiense confirma que ha cambiado formalmente el énfasis en las prioridades de su política exterior en relación el vecino del sur. El número uno en su lista de «prioridades máximas» es «mantener relaciones constructivas con los Estados Unidos, el aliado más cercano de Canadá y socio económico y de seguridad más importante», escribe Trudeau.

Aunque se trata de cuestiones de matiz, es sabido que en la diplomacia y en la política internacional son esos pequeños matices los que establecen diferencias de mayor magnitud. En este caso así se puede interpretar si se analiza el contenido de la carta de prioridades que en su día envió Trudeau a su antiguo ministro de exteriores Stéphane Dion: «mejorar las relaciones con Estados Unidos, nuestro aliado más cercano y socio económico y de seguridad más importante, y fortalecer la cooperación trilateral norteamericana con Estados Unidos y México».

México ha desaparecido de ese principal enunciado y las relaciones trilaterales han quedado en un lugar secundario ante la necesidad de reforzar las relaciones bilaterales con los Estados Unidos. No se trata de un cambio menor. Viene a confirmar lo que analistas políticos y algunas agencias de información habían anunciada en las últimas semanas: que Canadá está dispuesta a sacrificar sus relaciones con México si eso supone fortalecer los vínculos con Estados Unidos.


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Algunos artículos de la lista de tareas de Trudeau para Dion en 2015 ya se han cumplido: celebrar una cumbre de líderes norteamericanos largamente retrasada en Canadá (se celebró en junio del pasado año con la presencia de Enrique Peña Nieto y Barack Obama), y el levantamiento del requisito de visado para los mexicanos que vienen a Canadá.

La carta que ahora envía a Freeland ilustra bien el nuevo tiempo que se ha abierto en las relaciones internacionales tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Todos los actores globales están moviendo ficha o marcando el terreno a la espera de determinar cómo serán sus relaciones con el errático e imprevisible nuevo presidente estadounidense. Freeland recibe un mandato bastante preciso y detallado, con una serie de instrucciones acerca de las expectativas de Trudeau en la relación Canadá-Estados Unidos, con el fin de «mantener relaciones constructivas», no para mejorar las relaciones. Es otro detalle importante. Se confía poco en la mejora de las relaciones bilaterales.

El primer ministro dice que espera que Freeland intensifique y dirija un «enfoque y estrategia de todo el gobierno» en la relación Canadá-Estados Unidos: «garantizar la seguridad fronteriza y facilitar el movimiento de personas, bienes y servicios».

Trudeau señala también que estos esfuerzos deben involucrar a las provincias y territorios en asuntos fronterizos y regulatorios y enumera otra serie de desafíos que son también una fotografía precisa del mundo actual:  “Seguir abordando las amenazas a la seguridad mundial, combatir el terrorismo y defender nuestro continente, cooperar en la seguridad energética y en las infraestructuras energéticas, y avanzar en acciones compartidas sobre cuestiones ambientales y de cambio climático, incluso mediante la colaboración en el desarrollo de tecnología limpia y la innovación».

Solo al final Trudeau se refiere a México cuando insta a Freeland a que «fortalezca la cooperación trilateral norteamericana con Estados Unidos y México. Esto implicará trabajar con los Ministros pertinentes para mejorar la competitividad global de América del Norte y facilitar el comercio y el intercambio dentro del continente, incluso con respecto al Tratado de Libre Comercio de América del Norte».

El gobierno mexicano ha mostrado abiertamente su preocupación por el papel que pueda desempeñar Canadá a partir de ahora y su posición frente al TLCAN. Que el gobierno de Trudeau se mueva exclusivamente para proteger sus propios intereses ante la promesa de Trump de renegociar o romper el acuerdo del TLCAN es un temor que se mantiene vivo en el gobierno mexicano en las últimas semanas.

Hay que recordar que el embajador de Trudeau en Washington, David MacNaughton, sugirió hace dos semanas que Canadá estaba tratando de evitar «daños colaterales» y que por ello iba a priorizar un acuerdo bilateral con Estados Unidos, aunque fuera en detrimento de sus relaciones con México: «cooperaremos en asuntos trilaterales cuando sea de nuestro interés, y estaremos buscando hacer cosas que sean de nuestro interés también bilateralmente. Algunas de ellas pueden estar dentro del TLCAN. Algunas pueden no serlo», dijo MacNaughton.

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