La importancia del Censo para los hispanos

Mañana finaliza el plazo abierto por Statistics Canada para el cumplimiento del proceso de participación en el Censo 2016, una herramienta utilizada por el gobierno canadiense para recopilar datos estadísticos sobre las características de la población. Este inmenso volumen de datos es después utilizado por la administración para definir con mayor criterio y conocimiento las prioridades de sus políticas públicas y las estrategias de inversión.

La última vez que se realizó este Censo fue en 2011 bajo la administración de Stephen Harper, aunque con una metodología diferente. En aquella ocasión sólo se envió un cuestionario corto a un determinado número de ciudadanos y familias, en lugar del tradicional cuestionario largo que proveía de mayor información. Éste se mantuvo pero su cumplimiento era de carácter voluntario. Con la llegada de Justin Trudeau al gobierno de Ottawa se decidió de inmediato recuperar el antiguo protocolo.

Cuando los conservadores introdujeron este cambió en 2011 se generó una gran controversia porque muchos expertos en estadística señalaron que el formato corto no permitía acumular datos fiables, lo que hacía estéril su propósito original. El carácter voluntario del censo afectó también al índice de participación: en 2006, cuando se realizó el último censo obligatorio, el porcentaje de respuesta alcanzó el 93,5%, mientras que cinco años después cayó hasta el 68,6%.

La recuperación del formato largo del cuestionario y la obligatoriedad de su cumplimentación, con riesgo de multa de $500 o pena de tres meses de cárcel para quienes no participen o respondan con información falsa, es la gran novedad de este censo quinquenal que fue anunciado el pasado mes de noviembre con gran pompa por los  ministros de Industria, Navdeep Bains, y de Familia, Jean-Yves Duclos.

Los datos extraídos del censo, que representan una detallada radiografía de la sociedad canadiense actual, serán utilizados por el gobierno de Trudeau para definir sus prioridades. Hace cinco años, por ejemplo, se supo que el español era el tercer idioma más hablado de Canadá, un dato que por su relevancia debería implicar una mayor sensibilidad de la administración federal hacia las comunidades de habla hispana. Desde el último censo, el incremento de la población originaria de Latinoamérica ha sido notable, de ahí la importancia de participar en el proceso censitario para que el peso estadístico de la comunidad quede acreditado de forma rigurosa. El Gobierno ha dispuesto un material instructivo sobre el censo 2016 en 12 idiomas (francés, inglés, español, árabe, chino, coreano, persa, portugués, punjabi, ruso, tamil y vietnamita).

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