La caravana de refugiados centroamericanos, un reto para las leyes migratorias norteamericanas

En virtud de sus compromisos internacionales, y al igual que la obligación que tiene Canadá con los refugiados, el gobierno de los Estados Unidos está forzado a permitir que los migrantes ingresen a su territorio, ya que de no hacerlo sería una violación bajo el derecho internacional.

Se espera que una caravana de entre 3.500 y 7.000 refugiados de América Central llegue hasta la frontera entre México y Estados Unidos en las próximas semanas, a pesar de que el presidente de los EE UU, Donald Trump, ha asegurado que impedirá que ésta entre al territorio de su país.

No obstante, en virtud de sus obligaciones internacionales, al igual que la obligación que tiene Canadá con los refugiados, el gobierno de los Estados Unidos está forzado a permitir que los migrantes ingresen a su territorio, ya que de no hacerlo sería una violación bajo el derecho internacional.

Los orígenes exactos de la caravana no están del todo claros. Se ha dicho que el 12 de octubre, un grupo de 160 personas se reunió en una terminal de autobuses en San Pedro Sula, Honduras, para emprender una caravana hacia el norte huyendo del desempleo y la amenaza de violencia en Honduras.

Los detalles de la caravana se difundieron rápidamente a través de Facebook y, en la mañana del 13 de octubre, el número del grupo que huía era ya de 1.000 personas. Desde entonces, han cruzado a Guatemala y México con miles de personas más que se les unen en el camino.

El gobierno hondureño dice que el excongresista opositor y activista de temas migratorios Bartolo Fuentes inició el grupo.

Caravana de migrantes centroamericanos
Ruta general de las caravanas de migrantes centroamericanos hacia Estados Unidos. Mapa: Wikimedia Commons

La caravana que se dirige hacia los Estados Unidos ahora está compuesta por miles de refugiados de América Central. A partir del 22 de octubre, las Naciones Unidas estimaron el número en cerca de 7.000 personas, mientras que la UNICEF dice que hay 2.300 niños en el grupo. El gobierno mexicano ha calculado el número de personas en la caravana a un número menor de 3,600, aunque el dato exacto se desconoce ya que el grupo se ha separado. También se han formado dos nuevos grupos en los últimos días, uno ha salido de Honduras con alrededor de 1.000 personas y otro de El Salvador, con una cantidad similar.

La mayoría de las personas que se unen a la caravana esperan una vida mejor en los EE UU o México, otras simplemente huyen de la violencia en sus países de origen y esperan solicitar asilo en los EE UU.

Según la ONU, 1.500 personas de la caravana ya han presentado solicitudes de asilo en México, al tiempo que alrededor de 3.000 también han regresado a Honduras.

Personas huyendo de América Central hacia los Estados Unidos no es algo nuevo. Lo que es nuevo es la organización de una caravana tan masiva de personas que viajan juntas, al parecer porque viajar en grupos grandes ofrece protección contra los problemas asociados con la huida. Porque hacer el viaje solo a los Estados Unidos desde América Central en busca de una mejor vida o asilo es un viaje muy peligroso.

Esto no quiere decir que la caravana sea una fiesta. De ninguna manera. La caravana ha estado viajando aproximadamente 20 millas por día y sólo ha sido ralentizada por el clima extremo. Han estado durmiendo en las calles y confiando en donaciones de comida, agua y transporte dado por la gente local en el camino. Ha habido enfrentamientos con los policías en los cruces fronterizos entre Guatemala y México, donde ha habido violencia y varias personas han resultado heridas.

También, ha habido dos muertes confirmadas: un hombre de 21 años de Honduras que se cayó de un camión en México, y un hombre de 26 años que recibió disparos de balas de goma en México y que murió en el hospital.

El presidente Trump ha expresado su oposición a permitir que el grupo ingrese a los Estados Unidos. Calificó como «ilegal» la entrada de la caravana en los Estados Unidos y amenazó con cortar la ayuda extranjera a los países de origen de los solicitantes de asilo.

En sus discursos de campaña, el presidente Trump había ofrecido frenar la inmigración ilegal, era una de sus promesas. Ahora, al momento en que los Estados Unidos enfrenta las elecciones de mediano plazo el próximo 6 de noviembre, y ante la perspectiva de que su partido sea derrocado por los demócratas en la Cámara de Representantes, Trump ha culpado a los demócratas por la crisis fronteriza.

El presidente Trump también ha tuitteado que en la caravana vienen «criminales y personas desconocidas del Medio Oriente”, algo que ha resultado ser completamente falso.

Pero tal y como dije al principio, los EE UU tienen la obligación legal de permitir la entrada a quienes viajan en la caravana y presenten una solicitud de asilo en la frontera diciendo que tienen temor a la violencia en sus países de origen.

Esto, porque los Estados Unidos son signatarios de la Convención de Refugiados de 1951 y del Protocolo de 1967 sobre el Estatus de los Refugiados. Y como tal, tiene la obligación como país, de conformidad con el derecho internacional, de permitir que las personas soliciten protección en los EE UU debido a un temor fundado de persecución.

Aunque México también es signatario y tiene la obligación de ofrecer protección a los refugiados en virtud del derecho internacional, no existe ninguna obligación de que los migrantes tengan que solicitar protección en México. La excepción seria si hubiese algún acuerdo de «tercer país seguro» vigente, pero tal acuerdo no existe entre México y los Estados Unidos.

EE UU y Canadá sí tienen un acuerdo de tercer país seguro, por lo que según la ley de inmigración de los EE UU, una persona debe buscar la condición de refugiado en el primer país al que llega, ya sea EE UU o Canadá.

En la primavera pasada, la administración de Trump comenzó una propuesta para un acuerdo de este tipo con México luego de que otra caravana de migrantes se acercara a su frontera vía México, pero el acuerdo fue rechazado por el ministro de Relaciones Exteriores de México en julio, cuando se reunió con el secretario de seguridad nacional de Estados Unidos. Muchos cuestionan si México incluso cumpliría con los estándares para tal designación dados los altos índices de criminalidad y preocupaciones de seguridad.

Ante esta situación, más de 5.200 soldados han sido enviados por el presidente Trump para asegurar la frontera con México a medida que se acerca la caravana. El presidente estadounidense ha estado hablando de la caravana en sus mítines de campaña de cara a las votaciones del 6 de noviembre, haciéndole un llamado a los marchantes para que regresen a sus países de origen aduciendo que se les negará la entrada a los Estados Unidos a menos que lo hagan de forma legal.

Pero todo esto es pura retórica, dado que las personas que vienen en la caravana tienen el derecho legal de ingresar a los Estados Unidos para solicitar asilo en virtud del acuerdo internacional. Además, a partir de la semana pasada, los funcionarios estadounidenses han estado diciendo que no tendrán un rol activo en la aplicación de la ley con la caravana, sino que enviarán ingenieros, pilotos y otro personal de apoyo para lidiar con el control de masas en el lado estadounidense de la frontera.

En las próximas semanas todos estaremos atentos para ver cómo se trata a la caravana de refugiados de Centroamérica cuando intenten ingresar a los Estados Unidos, con la esperanza que el tratado tenga más peso que las elecciones.

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Vilma Filici
filici.com
Vilma Filici, presidenta de Filici Immigration Services, es profesora de leyes de inmigración y refugio en Seneca College Toronto, y asesora en materia de inmigración para diversas organizaciones comunitarias. Escribe sobre asuntos migratorios en varios medios hispanos de Toronto y es fuente de información para, entre otros, los diarios Toronto Star y Toronto Sun, y las emisoras Radio Canadá y CBC.