Dos ciudadanas de EE UU, detenidas cerca de la frontera con Canadá por hablar español

Dos ciudadanas estadounidenses han denunciado que un agente de la Patrulla Fronteriza de Havre, en el estado de Montana, a apenas 50 kilómetros de la frontera con Canadá, las retuvo durante más de media hora porque las oyó hablar en español en una gasolinera. El agente les dijo que hablar español «es algo inaudito aquí arriba».

Funcionarios de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos están revisando un encuentro entre un agente de la Patrulla Fronteriza y dos mujeres con pasaporte estadounidense que hablaban español en una gasolinera en el norte de Montana. No es la primera vez que se denuncia el comportamiento de agentes de ley en Montana, muchos de los cuales realizan perfiles en función de la raza o procedencia de los ciudadanos que están a punto de cruzar la frontera.

Las dos mujeres han denunciado que un agente de fronteras las mantuvo retenidas durante algo más de media hora en Havre, una pequeña ciudad a unos 48 kilómetros de la frontera entre Estados Unidos y Canadá. Una de las mujeres, Ana Suda, preguntó al agente por qué pidió sus identificaciones. «Lo grabé admitiendo que simplemente nos detuvo porque estábamos hablando español, no por otra razón», escribió Suda en una publicación de Facebook en la madrugada de este miércoles. «Recuerda NO hablar en español, suena como ilegal», añadió. En el video del encuentro de Suda, publicado por KRTV de Great Falls, el agente dice que hablar español «es algo inaudito aquí arriba».

Suda dijo al New York Times que planea presentar una queja formal ante Aduanas y Protección Fronteriza. Señaló también al Washington Post que planeaba contactar a la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU en sus siglas en inglés) para obtener asesoramiento legal.

Según recoge el Toronto Star, Alex Rate, director jurídico de la ACLU de Montana, dijo el lunes que aún no había tenido noticias de las mujeres pero afirmó que «los hechos son preocupantes».

[perfectpullquote align=»left» bordertop=»false» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]Los agentes de la Patrulla Fronteriza están autorizados por ley a realizar paradas sin orden judicial a una «distancia razonable» de la frontera.[/perfectpullquote]

El portavoz de Aduanas y Protección Fronteriza, Jason Givens, se negó a responder a preguntas sobre el incidente y se remitió a un comunicado público en el que se afirma que se está investigando el incidente para garantizar que se siguieron todas las políticas apropiadas. «Aunque la mayoría del trabajo de la Patrulla Fronteriza se lleva a cabo en el área fronteriza inmediata –señala el comunicado-, los agentes tienen amplias autoridades policiales y no están limitados a una geografía específica dentro de los Estados Unidos», que recuerda que «tienen la autoridad para interrogar a las personas, hacer arrestos y tomar y considerar evidencias».

Los agentes de la Patrulla Fronteriza están autorizados por ley a realizar paradas sin orden judicial a una «distancia razonable» de la frontera, definida como 160 kilómetros bajo las regulaciones federales. Esa amplia autoridad ha dado lugar a denuncias de discriminación racial por parte de agentes, que abordan autobuses y trenes y detienen a las personas en los puntos de control de las carreteras.

Una demanda federal presentada el mes pasado denuncia que los agentes de la patrulla fronteriza del Havre detuvieron durante casi 24 horas en 2016 a una mujer recién casada embarazada de cuatro meses y a su marido mexicano, aunque ambos habían mostrado a los agentes documentación que demostraban que podían estar en el país.

Havre, que tiene poco menos de 10.000 residentes y está cerca de dos reservas nativas americanas, tiene una población de mayoría blanca, con solo un 4% de hispanos, según el censo de Estados Unidos. Este incidente tuvo lugar un día después de la publicación de otro video que mostraba a un abogado de Nueva York despotricando contra los trabajadores de un restaurante por hablar en español con sus clientes. El abogado les amenazó con llamar al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas para que los «echaran de mi país». Esta actitud se ha vuelto, sin embargo en su contra y ha provocado una oleada de indignación en buena parte del país.

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