Cinco destinos turísticos especiales de Ontario para latinoamericanos

Panorámica de Toronto, con la Torre CN destacando en primer plano sobre el resto del ‘downtown’. Foto: XQuadra Media

La provincia de Ontario es una de las joyas escondidas de Canadá, un territorio repleto de fascinantes ecosistemas, territorios inhóspitos y vírgenes, y paisajes de una belleza y dimensión deslumbrantes. Ontario puede ofrecer al mismo tiempo la atmósfera cosmopolita de una de las principales ciudades del mundo, Toronto; el silencio casi místico y puro de tierras que parecen recién descubiertas, como Manitoulin; y el estruendo legendario de uno de los iconos turísticos más universales: las cataratas del Niágara.

Llega el verano y a la hora de decidir el destino de nuestras vacaciones quizá no sea necesario pensar en paisajes lejanos o en nuestros países de origen. Ontario es una apuesta perfecta. Ésta es una lista de sugerencias para ti, que vives en Canadá, pero también para los familiares y amigos que van a venir a visitarte y que no conocen el potencial de nuestra provincia.

Cataratas del Niágara

Las cataratas del Niágara. Foto: Helen Filatova / Wikimedia Commons

Las cataratas del Niágara (Ontario) es el destino turístico más famoso de Canadá y uno de los más populares de América del Norte. Espacio natural que ejerce también de frontera entre Canadá y Estados Unidos, cargado de valor iconográfico gracias a películas inmortales como Superman o Niágara, con Marilyn Monroe y Joseph Cotten.

Abarrotadas de turistas en verano (se calcula que la parte canadiense recibe 20 millones de turistas anualmente), y quizá comercializadas en exceso, las del Niágara no destacan especialmente por su altura -figuran entre las 500 de mayor altitud del mundo- sino por la potencia de su caída, que genera unas cortinas de agua espectaculares y un estruendo del que es imposible escapar durante la visita.

En volumen de agua no hay ningún otro lugar de Norteamérica que supere a estas cataratas, que cada segundo vierten el equivalente a más de un millón de bañeras de agua. Es fácil entender por qué Nikola Tesla y George Westinghouse eligieron este lugar para construir la primera planta de energía hidroeléctrica en 1895, que supuso oficialmente el inicio de la electrificación del mundo. Cerca de las cataratas se encuentra el hermoso pueblo de Niagara on the Lake y toda la región de viñedos y bodegas, la más productiva de Canadá.

Manitoulin

Foto: Henry Georgi

Manitoulin es un lugar tranquilo y apacible de playas y casas de veraneo (los famosos cottages). Pero, sobre todo, destaca  por ser la isla de agua dulce más grande del mundo, situada en medio del lago Hurón. Viajar a Manitoulin es hacer una inmersión en un trabalenguas infinito de topónimos de origen indio que nos permiten observar con otra perspectiva histórica el pasado remoto de estas tierras hermosas y descomunales.

Nombres de resonancias mitológicas como Mindemoya, Sheguiandah o Wikwemikong se suceden en nuestro deambular y nos explican parte del origen de Canadá. Los haweaters (nacidos en Manitoulin) son los autóctonos del lugar y suelen estar acostumbrados a las dificultades de los forasteros para pronunciar su endiablada toponimia. La tierra formada por cuarcita blanca y los afloramientos de granito que bordean la costa le dan un aspecto reluciente y singular, casi mágico.

La cultura amerindia está presente en todo el territorio como su principal seña de identidad: las ocho comunidades de la isla han sabido mantener sus nexos para mantener la gastronomía local (arroz salvaje y sopa de maíz) y el deporte de aventura al aire libre (piragüismo, equitación, excursionismo). Los pow wows cierran definitivamente las evocaciones al pasado remoto con tambores, bailes y narraciones orales.

Toronto y la CN Tower

Toronto desde el el Sky Pod de la CN Tower. Foto: cntower.ca

La CN Tower es el icono por excelencia de Toronto y probablemente uno de los más conocidos de Canadá. La inmensa aguja domina el bello skyline de Toronto con sus 553 metros de altitud, y pese al frenético crecimiento del downtown, ninguno de los nuevos rascacielos ha logrado arrancarle un ápice de protagonismo.

Es la torre más alta del hemisferio occidental y los visitantes pueden subir hasta su cúspide en un ascensor de cristal no apto para persona con vértigo. Arriba el lujoso restaurante giratorio ofrece las mejores vistas de Toronto. Es, sin duda, la gran atracción turística de la ciudad con más de dos millones de visitas anuales.

No es de extrañar que en torno a esta estructura —la más alta del mundo no sostenida por cables—, se haya consolidado el principal polo de atracción turística de la ciudad con el eje formado por el Rogers Centre —casa de los Blue Jays de beisbol—, justo en la base de la torre: el Acuario Ripley —de reciente creación—; el Air Canada Centre al Este, el estadio donde juegan los Toronto Raptors de la NBA y los Maple Leafs de la NHL de hockey sobre hielo; y, en el extremo, el Hockey Hall of Fame, el museo de hockey sobre hielo más importante del mundo.

Porque hay que decir que Toronto es una ciudad eminentemente deportiva, con equipos en casi todas las competiciones de élite mundiales. Toronto es además la ciudad más multicultural del mundo y eso salta a primera vista con la presencia de barrios de marcada personalidad como Little Italy, Chinatown, Little Korea, Greektown o Little India, y la proliferación de restaurantes que ofrecen gastronomías de todo el mundo, también de América Latina.

El inmenso lago Ontario (uno de los cinco grandes lagos de América del Norte junto al Erie, Huron, Superior y Michigan), es el otro elemento que hace singular a esta ciudad y le da un aspecto costero con su hermoso bahía y puerto deportivo. Toronto puede presumir además de una larga lista de museos y galerías de arte entre los que destacan por derecho propio el AGO (Art Gallery of Ontario), el ROM (Royal Ontario Museum), y el Ontario Science Centre, uno de los más prestigiosos del mundo en su especialidad, ideal para visitas con niños.

Ottawa

El centro de Ottawa, incluyendo la Colina del Parlamento. Foto: Ottawa Tourism

Envuelto en el esplendor natural y lleno de un ambiente urbano relajado, Ottawa es uno de los destinos obligados en Canadá. La capital política y administrativa del país representa mejor que nadie la esencia bilingüe de Canadá y el crisol de culturas e influencias sobre el que ha sido construido.

A punto de cumplir 150 años (lo hará el próximo año), es un buen momento para visitar Canadá y conocer a través de los múltiples eventos que se van a celebrar una parte de su origen y de su historia. En Ottawa se encuentran los principales edificios administrativos del país; el Parlamento con sus esbelta torre central y la gran explanada para el ocio, y el famoso Canal Rideau, el único monumento de Ontario que integra la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. En invierno, y gracias a las bajas temperaturas, se transforma en la pista de hielo más grande del mundo, y en verano y primavera en un canal formidable para practicar deportes acuáticos.

Pero además la capital del país ofrece una larga lista de monumentos, museos y escenarios artísticos que expresan su gran vitalidad creativa y cultural. La Galería Nacional de Canadá ofrece la colección nacional de arte más importante del país así como exposiciones temporales de los más destacados artistas internacionales. El Museo Canadiense de Historia celebra las culturas canadienses y mundiales, y alberga la mayor colección interior del mundo de tótems en su hermoso hall principal.

El mercado ByWard es el epicentro absoluto de la ciudad con una selección inmejorable de comercios, establecimientos de alimentación, bares, restaurantes, cafés y cervecerías; todo ello con un sello muy peculiar fruto de esa doble personalidad francesa y anglosajona, que aquí está más presente que en cualquier otra ciudad de Canadá.

Península de Bruce

La isla Flowerpot está ubicada a unos 6,5 km de Tobermory, en la punta septentrional de la península Bruce, en Ontario. Foto: Wikimedia Commons

Los acantilados se levantan sobre las aguas de color turquesa de Georgian Bay. En las grandes extensiones de bosque, los osos negros deambulan y raras especies de reptiles encuentran refugio en zonas rocosas y en los diversos humedales. Viejos cedros crean formas en espiral al borde los acantilados, una multitud de orquídeas y helechos echan raíces en un mosaico de hábitats, en un ecosistema único. Es la península de Bruce y su Parque Nacional, uno de los secretos mejor guardados de Ontario en Georgian Bay.

La vista es incomparable desde lo alto del punto más elevado de los acantilados. Los árboles altos hacen guardia entre una interminable extensión de agua y el cielo. Desde las playas y senderos para bicicletas a los mercados de los agricultores y los faros, cervecerías, viñedos, cuevas, acantilados, cafés, galerías de arte y conciertos… Bohemia y naturaleza en estado puro. La península de Bruce es como un pequeño país dentro de Ontario, un microcosmos cultural, medioambiental y social que está a tiro de piedra de Toronto. Disfrutar de los juegos mecánicos de las ferias o de un viaje en ferry son pequeños placeres que aquí alcanzan otra dimensión.

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